Unai Emery, un entrenador de las emociones

Unai Emery, que por tercer año consecutivo guió al Sevilla al título en la Europa League, demostró una vez más su capacidad para motivar a los jugadores, apelando a las pasiones de sus hombres en el descanso y sentando así las bases de la impresionante reacción que permitió ganar la final al Liverpool (3-1).

Después del partido de Basilea, Emery interrumpió la conferencia de prensa de su capitán Coke Andújar, que había sido elegido el mejor del partido, para fundirse en un abrazo con él.

Como un hincha más, el técnico vasco estaba incontrolablemente feliz, con las emociones a flor de piel, sin poder ocultar la euforia.

¿Qué dijo Emery a los jugadores en el descanso tras una mala primera parte para que salieron con tanta rabia y hambre en la segunda mitad? ¿Qué obró esa transformación?

"Fue clave la charla emotiva [del descanso]. Tras eso salimos a por todas. El técnico nos dijo que jugáramos como en el Sánchez Pizjuán", reveló después del partido el argentino Éver Banega.

Emery también fue preguntado en su conferencia de prensa posterior al partido por el contenido de esa charla motivadora tan eficaz, que sirvió de prólogo para que Kevin Gameiro empatara ya en el 46, en el primer minuto de la segunda parte, y luego Coke sentenciara con un doblete (64 y 70).

"En el descanso les dije que había que sentir la fuerza del Sánchez Pizjuán, por toda la gente que estaba aquí. Venir para nada, para nada, pues no", explicó después del partido.

"Los sevillistas queremos esta competición. Llegamos a quererla tanto, a desearla tanto, que la encontramos", apuntó.

En la víspera de la final también había dado rienda suelta a su lado más poético sobre la relación de amor que club siente por este torneo, donde lidera el palmarés ahora con cinco títulos.

"Sentimos que la Europa League es la segunda pareja, la segunda mujer, la segunda novia de un sevillista", llegó a afirmar.

En el programa oficial de la final, Emery es preguntado por sus métodos de entrenamiento y él mismo destaca que se preocupa especialmente por la cuestión emocional y motivacional.

"Lo mental te ayuda a lo que hay que hacer. Mis jugadores lo hacen como mucha intensidad, con mucho corazón. Hay que saber gestionar las emociones y cómo llevarlas al campo", explicó.

En vehemencia y pasión, pocos le ganan. Sus gritos son escuchados en los entrenamientos y en los partidos, y gesticula de manera airada, en ocasiones poseído por su papel de director de orquesta.

En el Sevilla, al que llegó en 2013, ha encontrado el lugar perfecto que conecta con su forma de trabajar y es un ídolo para la hinchada blanquirroja.

Llegó a Andalucía en 2013, tras una mala experiencia en el Spartak de Moscú (2012). Antes se había dado a conocer en el Almería (2006-2008) y había dirigido al Valencia (2008-2012).

A sus 44 años, su futuro se presenta brillante y su nombre suena para varios grandes, aunque por el momento no se plantea abandonar el club, según explicó el miércoles tras el título.

Puede ya presumir, eso sí, de haber alcanzado a Giovanni Trapattoni como entrenador con más títulos en la Europa League/Copa de la UEFA, con tres.

Pero por ahora Emery debe mantener la concentración porque tiene trabajo: sin tiempo para celebraciones, el domingo tiene otra final, contra el Barcelona en la Copa del Rey. "Nada más y nada menos", dijo el miércoles sobre ese nuevo reto, sin dejar de sonreír.

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