Cameron, el conservador inglés que produce recelo entre los escoceses

  • El primer ministro británico, el conservador David Cameron, es el prototipo del inglés aristocrático, educado en los colegios más elitistas y defensor de las tradiciones de Inglaterra, razón por lo que produce recelo entre los escoceses.

Viviana García

Londres, 12 sep.- El primer ministro británico, el conservador David Cameron, es el prototipo del inglés aristocrático, educado en los colegios más elitistas y defensor de las tradiciones de Inglaterra, razón por lo que produce recelo entre los escoceses.

En la campaña por el referéndum sobre la independencia de Escocia que se celebrará el 18 de septiembre, Cameron ha tratado de evitar su presencia en esa región para no perjudicar a su bando unionista, ya que los ingleses conservadores de pura cepa son vistos con antipatía al otro lado de la Muralla de Adriano, la construcción romana que marca el límite natural entre Inglaterra y Escocia.

Nacido en Londres el 9 de octubre de 1966, Cameron procede de una familia aristocrática y sus antepasados estaban emparentados con el rey Guillermo IV (1765-1837) de Inglaterra, aunque sus raíces paternas proceden del condado escocés de Aberdeenshire.

El jefe del Gobierno siempre ha remarcado estos lazos familiares escoceses para fortalecer su causa unionista y la importancia de conservar el Acta de Unión de 1707 entre Inglaterra y Escocia.

Tras pasar por el colegio secundario de Eton, a las afueras de Londres, Cameron estudió Filosofía, Política y Economía en el Brasenose College de la Universidad inglesa de Oxford, donde destacó por su capacidad para la oratoria y su defensa del conservadurismo.

Fue miembro del elitista Club Bullingdon de Oxford, famoso por las borracheras de los estudiantes y por los daños materiales que provocaban fruto de una fuerte embriaguez.

Después de graduarse en Oxford, su padre le consiguió un trabajo como administrativo en una empresa de Hong Kong, donde estuvo apenas tres meses antes de volver a Londres para entrar en política.

Fue asesor especial del conservador y exministro británico de Economía Norman Lamont, bajo el mandato de John Major, antes de hacer su primer intento de llegar a la Cámara de los Comunes en 1997 por la circunscripción inglesa de Stafford, pero su aspiración quedó frustrada por la aplastante victoria de los laboristas.

Cameron tuvo que esperar a los comicios generales de 2001 para entrar en el Parlamento, al ganar el escaño por la circunscripción de Witney, en el condado inglés de Oxfordshire.

A partir de entonces, su carrera fue meteórica y, tras la victoria de los laboristas en las generales de 2005, fue elegido líder del partido en sustitución de Michael Howard.

Después de más de diez años de gobiernos laboristas y sumido el Reino Unido en una profunda recesión, Cameron llegó al poder en mayo de 2010, aunque tuvo que negociar una coalición con los liberaldemócratas porque su formación no obtuvo los escaños suficientes para gobernar en solitario.

Al entrar en Downing Street, la sede del Gobierno, el líder conservador inició una política de profundos recortes en el sector público para superar la recesión y aplicó una política más euroescéptica al prometer la convocatoria de un referéndum sobre la pertenencia o salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) si su partido gana las elecciones generales de 2015.

Pero entre sus medidas también figuró la de conceder al ministro principal escocés, el nacionalista Alex Salmond, la posibilidad de convocar un plebiscito sobre la independencia de Escocia.

Así, el 15 de octubre de 2012 acordó con Salmond la celebración de este histórico referéndum y permitió que la palabra independencia figurase en la pregunta de la consulta, además de prometer que el resultado sería vinculante.

Esta decisión, vista ahora por muchos analistas como un auténtico error de cálculo, fue tomada en momentos en que no se percibía una gran pasión por la independencia en Escocia, aunque sí por conseguir más poderes del Parlamento de Westminster.

Con el avance ahora del sí a la independencia en los sondeos, la decisión de Cameron de aceptar el referéndum es muy cuestionada.

Un voto favorable a la independencia haría pasar a David Cameron a la historia como el primer ministro que permitió la partición del Reino Unido después de 307 años, lo que haría que su posición al frente del Gobierno fuese prácticamente insostenible.

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