Iceta, un salvavidas para el PSC en tiempo de crisis

  • Miquel Iceta es, seguramente, el mejor orador del PSC y quien mejor representa la historia de un partido que una vez conquistó cotas de poder que jamás imaginó, pero que hoy, en sus horas más bajas y quebrado internamente, se aferra a él como un salvavidas que evite el naufragio.

Àlex Cubero

Barcelona, 13 jul.- Miquel Iceta es, seguramente, el mejor orador del PSC y quien mejor representa la historia de un partido que una vez conquistó cotas de poder que jamás imaginó, pero que hoy, en sus horas más bajas y quebrado internamente, se aferra a él como un salvavidas que evite el naufragio.

Miquel Iceta i Llorens (Barcelona, 1960) será esta noche elegido como nuevo líder del PSC, tras cuatro décadas de militancia socialista en las que se ha curtido en mil batallas y le han convertido en un experimentado y hábil conocedor de las entrañas y recovecos de la alta política.

Empezó en las juventudes en 1978. Estuvo en las cocinas de la Moncloa en los primeros gobiernos de Felipe González. Colaboró en la revuelta de 'capitanes' del congreso de Sitges en 1994. Llegó a ser el número dos del partido cuando lo lideró José Montilla. Fue el ponente del PSC en la redacción del nuevo Estatuto catalán y ha sido uno de los ideólogos de la propuesta federal del PSOE.

Pero la vida le reservaba un nuevo desafío, cuando hace un mes decidió dar un paso adelante tras la súbita dimisión de Pere Navarro y, sobre todo, de que la opción que gozaba del consenso generalizado para relevarle, Núria Parlon, renunciara inesperadamente.

Mientras el resto parecía esconder la cabeza a su alrededor, incluido el sector más catalanista, Iceta dio la cara en un aplaudido discurso ante el Consell Nacional: "Podéis contar siempre con mi compromiso, trabajando desde donde haga falta y haciendo lo que haga falta". Un día después, anunció su precandidatura.

Capaz de generar muchas filias, dado que la coincidencia general es que se trata del dirigente más fiable para sostener al PSC hasta que mengüe la tempestad, también crea irremediables fobias, especialmente entre los sectores críticos, que no tardaron en iniciar la escisión, mientras el diputado díscolo Joan Ignasi Elena ya ha anunciado que dejará el grupo parlamentario socialista.

El interés por la política de Iceta empezó a gestarse de forma incipiente mientras cursaba COU y acudía a sus primeros actos de partidos de izquierdas. No votó en las primeras elecciones democráticas, al no ser mayor de edad aún, pero en 1977 se vinculó al Partido Socialista Popular catalán.

Su verdadera andadura política arrancó un año después, cuando se afilió a las Juventudes Socialistas de Cataluña y fue elegido secretario de Política Estudiantil en el congreso constituyente. Entre 1984 y 2011 fue miembro de la ejecutiva del PSC.

Fue concejal en el Ayuntamiento de Cornellà a finales de los ochenta y, posteriormente, durante la primera mitad de los noventa, director del Departamento de Análisis del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, e incluso subdirector de este gabinete.

Entre 1996 y 1999 fue diputado en el Congreso y, desde entonces, es diputado en el Parlament, donde fue portavoz socialista durante casi una década y actualmente es secretario primero de la Mesa del hemiciclo. Trabajador incansable, con mucha influencia en el grupo parlamentario, lidera activamente la propuesta del PSC para la ley electoral catalana.

A inicios de este año regresó también al comité federal del PSOE. Muy respetado entre la dirección del socialismo español, su huella está presente en los pilares de la declaración de Granada, que gestó la propuesta de reforma constitucional en clave federal que abanderan ahora los socialistas como solución al encaje de Cataluña.

Y es que Iceta, que destaca en la distancia corta por su gran sentido del humor e ironía, es uno de los grandes ideólogos del PSC, donde actualmente preside la Fundación Rafael Campalans, el laboratorio de ideas de una formación que optó a liderar en 2011, pero se retiró de la carrera para no competir con Pere Navarro.

Adicto a la Coca-Cola light y uno de los primeros políticos españoles en declarar públicamente su homosexualidad, le encanta Twitter, donde comparte diariamente decenas de artículos de prensa con sus más de 10.000 seguidores. Le apasiona leer ensayos de política y de comunicación y marketing electoral, aunque de vez en cuando encuentra un hueco para las novelas de misterio.

La música es su otra debilidad. En su lista nunca faltan Elton John, Carly Simon, Roxy Music, Carole King, Tina Turner, The Carpenters, Bee Gees, Celine Dion, Electric Light Orchestra, Queen, George Benson, Gladys Knight, Marvin Gaye, Michael Jackson, Phil Collins, Rick Astley, Seal, Santana, Supertramp, Take That, Whitney Houston, Simply Red, America y Earth, Wind and Fire.

En quince días, como hace cada verano, tiene previsto refugiarse en la casa de su hermana en Menorca, recargar baterías y tratar de desconectar tras la vorágine del último mes. A la vuelta de la esquina le esperan la consulta soberanista, el lidiar con un partido resquebrajado internamente y unas municipales con la duda de los malos resultados europeos que cosechó.

Entre esos nubarrones en el horizonte, el líder hasta ahora en la sombra agarrará esta noche el mando que nadie ha querido, para intentar apaciguar la zozobra en la que vive instalado últimamente el socialismo catalán.

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