Daniel y Rosario: una pareja sagaz y con poder en Nicaragua

Daniel Ortega, un exguerrillero marxista que luchó contra la dictadura somocista y que tiene todos los poderes de Nicaragua a sus pies, se dispone a gobernar sin rivales uno de los países más pobres de América Latina junto a su fiel y extravagante compañera de vida, su esposa Rosario Murillo.

"El comandante" --como le llaman sus seguidores-- es el favorito paga ganar los comicios del próximo domingo, pero sus opositores lo acusan de querer instaurar una dinastía familiar similar a la de los Somoza, que el entonces insurgente Frente Sandinista (FSLN) derrocó en 1979 tras cuatro décadas en el poder.

Ortega presidió entonces el gobierno revolucionario sandinista con el apoyo de Cuba y la entonces Unión Soviética, en medio de una guerra contra la guerrilla de los "Contras" apoyados por Washington, que dejó unos 35.000 muertos.

Con la economía en ruinas y tras diez años al frente del país, Ortega perdió las elecciones de 1990, pero logró pasar 17 años "gobernando desde abajo", con el FSLN en la oposición, desde donde promovió violentas protestas y negoció reformas con la derecha en el poder.

Recuperó el gobierno tras los comicios de 2006, favorecido por la repentina muerte del popular excandidato a la presidencia del disidente sandinista Herty Lewites, quien agrupaba a los sectores que cuestionaban su liderazgo en el FSLN.

Nuevamente en el gobierno, el exguerrillero maniobró para asumir gradualmente el control de todo el aparato estatal, la policía, el ejército y anular a potenciales opositores.

Con el respaldo de la millonaria cooperación petrolera venezolana, impulsó programas para los pobres --que lo apoyan incondicionalmente--, al tiempo que se alió al gran capital con promesas de estabilidad a cambio de que se alejaran de la política.

Un polémico fallo judicial lo habilitó para postularse a la reelección en 2011, pese a que estaba prohibido, y tres años después el parlamento --dominado por su partido-- dio luz verde a la reelección presidencial indefinida con una enmienda constitucional.

Su visión maquiavélica de la política, combinada con su destreza para hacer alianzas e imponer su voluntad aplastando sin piedad a los que se le oponen, convirtieron a Ortega en el máximo líder del FSLN, al que se integró en 1963.

Ortega nació el 11 de noviembre de 1945 en el pueblo minero La libertad, en la provincia de Chontales, y tuvo cinco hermanos, de los cuales solo vive Humberto, exjefe del ejército.

Abandonó la carrera de Derecho para colaborar con el FSLN y pasó siete años preso en una cárcel somocista, en la que fue torturado.

Hábil político, que unos describen como hombre pragmático, frío y desconfiado y otros tildan de comprensivo, humano y sencillo, gobierna recluido en una residencia de Managua fuertemente custodiada.

Es reacio a viajar, dar entrevistas, conferencias de prensa, se desplaza en un lujoso Mercedes Benz y considera que los que cuestionan su dirección son traidores.

Ortega ha reducido sus apariciones públicas en los dos últimos años, pero hace acto de presencia a través de su "leal compañera" Rosario Murillo, con quien tiene nueve hijos --dos de ellos adoptados--.

"Es una mujer muy inteligente, original, tiene voz de mando" y ha sabido ganarse su espacio en la política, dice a la AFP el exguerrillero Edén Pastora, quien la compara con Margaret Thatcher e Indira Gandhi.

Poetisa y muy trabajadora, "la Chayo", como se le conoce, aspira a convertirse en la vicepresidenta de su esposo.

Aunque sólo es la primera dama del país, Murillo, de 65 años, dirige la comunicación, la agenda oficial y administra el gobierno, en el que nadie se atreve a decir ni hacer nada sin su permiso.

"Vivimos tiempos de bendición, prosperidad y victorias. Daniel les saluda, les abraza", elogia continuamente la primera dama en sus declaraciones diarias para los medios oficialistas.

En ellas, Murillo informa largamente y en tono apacible sobre la marcha del "buen gobierno", regaña en público a los funcionarios y lee poemas.

Coordina las emergencias cuando ocurren desastres naturales e impone sus excéntricos gustos en la ornamentación de la capital, como la instalación de árboles metálicos.

Domina el inglés y el francés y se destaca por lucir una larga cabellera, trajes coloridos, excesivos collares, pulseras y anillos que evocan el estilo hippie de los años 60.

Es "supersticiosa", encantadora y compleja, dice su antigua compañera de lucha, la escritora nicaragüense Gioconda Belli, actualmente opositora al gobierno.

Murillo se forjó como revolucionaria en la lucha contra la dictadura somocista y en 1977, estando en la clandestinidad, conoció a Ortega, con quien se casó formalmente hace 11 años.

Apoyó a Ortega cuando su hija Zoilamérica Narváez, fruto de su primer matrimonio, le acusó en 1998 de haber abusado sexualmente de ella desde los 11 años.

Los cargos fueron rechazados por una jueza sandinista y Zoilamérica vive exiliada en Costa Rica.

Tanto Ortega como Murillo "son maquiavélicos en el sentido de que (para ellos) el fin justifica los medios", dice Belli.

Aun así, la inmensa mayoría de nicaragüenses los respalda para seguir en el poder, según la consultora M&R, mientras la oposición los acusa de enriquecerse en el gobierno.

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