El director Pierre Schoeller dice que el pueblo no quiere a la clase política

  • El realizador francés Pierre Schoeller, que ha presentado hoy en Madrid "El ejercicio del poder" -un thriller sobre los engranajes de la política-, cree que "el pueblo no quiere a la clase política, en Francia, en España, y en muchos sitios".

Madrid, 2 abr.- El realizador francés Pierre Schoeller, que ha presentado hoy en Madrid "El ejercicio del poder" -un thriller sobre los engranajes de la política-, cree que "el pueblo no quiere a la clase política, en Francia, en España, y en muchos sitios".

"El ejercicio del poder", escrita y dirigida por Shoeller cuenta un viaje, "como una odisea", tras los pasos del Ministro de Transportes galo, interpretado por Olivier Gourmet, cuya carrera pega un vuelvo cuando un autobús lleno de estudiantes cae por un barranco.

Ello provoca la crisis de su gabinete, en una suerte de metáfora de la propia crisis democrática, pero además es el desencadenante de otras desgracias paralelas que acaban llevándole al límite profesional y personal.

Schoeller ha indicado a Efe que le interesa "qué hay de humano en el poder", por eso muestra "sus emociones, alegrías y penas. Quizás si la hubiera hecho ahora habría insistido más en la valentía y el coraje, tan necesarios en la política, que consiste en actuar".

Un poder de actuación teórico que en la práctica se relativiza. "Muchos políticos llegan al poder creyendo que podrán hacer cosas, y ahí empieza el problema"; una independencia limitada, por ejemplo, por el entorno profesional, por las directrices marcadas desde fuera, como por ejemplo desde "Europa", y la presión del poder económico, "cada vez más fuerte".

Aunque sea un retrato con cariz humanizado, la cinta no obvia las miserias de la profesión, obsesionada con las apariencias y el poder, así como la indignación ciudadana con la clase política.

"El pueblo no quiere a la clase política, en Francia, en España, y en muchos sitios", afirma. Por eso cree que esta producción se ajustaría a la realidad de "cualquier democracia europea", aunque Schoeller insista en señalar que ofrece su visión de la clase política.

"Es un desfase y un rechazo legítimo, pero peligroso; cuanto más se acerquen, pueblo y gobernantes, más se abrirá el espacio político", opina.

Como ya hiciera en su anterior película, "Versailles", el cineasta recurre a personas anónimas para alguno de los papeles, algo que a su juicio le aporta "más espontaneidad".

Sobre a situación del cine en su país, el director consideró que la industria cinematográfica francesa es modélica porque "el Estado interviene y lo considera una actividad comercial más".

Se trata de una participación no tanto a nivel económico, sino "reglamentario, que ayuda al sector cultural", ha matizado.

Pero la situación privilegiada del cine francés, que en los últimos años está acaparando la atención internacional, con títulos como "The Artist" o "Intocable", no tiene el futuro asegurado, según Schoeller.

"Hay una lucha contra dos titanes como Google y Apple porque se niegan a respetar la normativa, que es la base de la vitalidad de la industria francesa cinematográfica. Y eso la hace peligrar", señala.

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