Éstas son las diferencias entre Chernóbil y Fukushima

  • Las medidas de seguridad y el tipo de accidente no tienen nada que ver. Al contrario que en Fukushima, en el momento del accidente el reactor de Chernóbil estaba en funcionamiento y la seguridad era mínima. Sin embargo, la diferencia es abismal en la manera de proceder e informar. Al fin y al cabo, los parecidos entre soviéticos y nipones no son razonables.
Al contrario que en Fukushima, en el momento del accidente el reactor de Chernóbil estaba en funcionamiento y la seguridad era mínima.
Al contrario que en Fukushima, en el momento del accidente el reactor de Chernóbil estaba en funcionamiento y la seguridad era mínima.
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Miriam Elder, Moscú (Rusia) | GlobalPost

Pavel Vdovichenko no recuerda el día en que hace 25 años el reactor número cuatro de Chernóbil explotó, porque fue como otro cualquiera.

"Nadie nos dijo nada", señala desde su casa en la región rusa de Bryansk, una de las más afectadas por el desastre nuclear. "Nadie nos habló sobre la radiación. No nos dijeron que era peligrosa y que por ello no debíamos estar en el exterior".

Mientras en la planta nuclear japonesa de Fukushima continúa la situación de emergencia como consecuencia de uno de los peores terremotos que se recuerdan, resulta inevitable hacer comparaciones con lo que ocurrió en Chernóbil (el peor accidente nuclear de la historia).

Entre ambos desastres destaca no sólo la diferencia entre el tipo de accidente nuclear, sino también las sociedades afectadas. Las consecuencias, sin embargo, pueden ser similares: un territorio con partículas de isótopos radiactivos, así como personas contaminadas y con daños psicológicos.

Cuando el reactor número cuatro de Chernóbil explotó durante una prueba el 26 de abril de 1986 la Unión Soviética mostró uno de sus peores lados, el de un sistema construido sobre el secretismo y el aislamiento. Durante días, el gobierno no informó del accidente a la población, y mucho menos al resto del mundo. Finalmente tuvo que hacerlo, cuando las agencias de control europeas comenzaron a detectar niveles anormales de radiación, porque la nube de partículas radiactivas que se había formado al explotar el reactor había comenzado a moverse hacia el oeste.

"Para nosotros todo era un asunto cerrado y secreto", recuerda Nikolai Shteynberg, el ingeniero jefe de Chernóbil en el momento del accidente. "Japón está mucho más preparado de lo que lo estábamos nosotros. No hay pánico; parecen estar actuando con calma".

En contraste con lo que ocurrió en la Unión Soviética, Japón ha reaccionado con relativa transparencia gracias, en parte, a tener un sistema democrático y en por otro lado al nuevo mundo globalizado, en el que la gente de todo el planeta puede seguir en tiempo real lo que ocurre en la costa japonesa del Pacífico.

Lo ocurrido en Fukushima (desde el calentamiento de los sistemas hasta los incendios) ha sido transmitido al instante. Aún así, a medida que los días avanzan hay voces que comienzan a dudar sobre si esa transparencia se está poniendo en riesgo.

Los representantes de Tepco, la empresa privada propietaria de la planta de Fukushima, están siendo criticados por no dar respuestas claras, como por ejemplo qué es lo que causó exactamente la peligrosa explosión de hidrógeno en el reactor dos. ¿Dónde fue el incendio? Todavía nadie lo sabe. ¿No lo quieren decir o no lo saben ellos mismos?

Además de la estrategia de relaciones públicas de la URSS, lo que convirtió la explosión de Chernóbil en un desastre absoluto fue la tecnología de las instalaciones. El reactor número cuatro no estaba dentro de una vasija de contención, así que cuando se produjo el incendio las partículas radiactivas salieron inmediatamente a la atmósfera. Hoy en día se considera además que la planta en si estaba mal construida desde el principio.

"Uranio, productos de la fisión, todo lo que estaba dentro del reactor salió afuera. Fue el peor accidente que se puede producir", afirma David Hinde, jefe del departamento de Física Nuclear de la Universidad Nacional de Australia.

En Fukushima por el contrario había toda una serie de sistemas de control construidos dentro de la planta, diseñados para soportar las condiciones más adversas, incluido un terremoto de gran magnitud. Pero el terremoto del día 11 de marzo fue seguido por un potente tsunami, que dejó inutilizados muchos de esos controles, por lo que los científicos luchan ahora para mantener el control de la temperatura en los reactores y aliviar la presión interna.

"Es muy difícil. Todo depende de la situación, que no viene dictada por los expertos, sino por los eventos. Eso mismo nos ocurrió a nosotros", afirma Shteynberg.

La Unión Soviética no tuvo en cuenta a los ciudadanos en el momento del accidente. Los mantuvo desinformados, y tan sólo comenzó a hacer alguna evacuación a las 36 horas de la explosión del reactor. Tardaron varios días más en ampliar el radio de evacuación, cuando resultaba ya obvio que la radiación se estaba expandiendo.

"Cuando ocurrió la catástrofe yo era profesor, y por primera vez no sabía qué hacer", recuerda Vdovichenko, que fundó una ONG para ayudar a las víctimas llamada Radimichi (Niños de Chernóbil). "Éramos rehenes de la situación".

"Había un hombre, un profesor con formación militar, que empezó a hablar del tema y fue a ver a los líderes del partido en Bryansk. Le ordenaron que se callara: 'No le digas a nadie que hay radiactividad en tu ciudad'. Este juego del silencio era algo muy extendido entonces entre la población", explica.

Todo el mundo estaba desinformado. Algunos de los habitantes en Prypyat, la ciudad de Ucrania más cercana a Chernóbil, fueron trasladados a la región de Bryansk, aunque ésta también tenía altos niveles de radiación. "Todo el mundo pensaba que como ellos venían de Chernóbil contaminarían a sus vecinos, a la gente que se sentase a su lado. Hoy en día parece una locura, pero así era entonces", asegura Vdovichenko.

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