Un PSOE que sigue roto y con rencor tras el debate entre Pedro, Susana y Patxi

  • Los tres candidatos a la Secretaría General demuestran en el debate que el PSOE está roto y que la unidad va a ser prácticamente imposible tras las primarias del próximo domingo.

    Fue un debate duro, en el que los tres pensaron más en ellos que en el partido. La clave está en conseguir atraer a los 30.000 militantes que no avalaron a nadie.

Díaz pide el voto para levantar al PSOE, López, por lograr "unidad" y Sánchez, para recuperar la "coherencia"
Díaz pide el voto para levantar al PSOE, López, por lograr "unidad" y Sánchez, para recuperar la "coherencia"
EUROPA PRESS

El PSOE estaba roto y lo seguirá estando tras el debate que protagonizaron este lunes los tres candidatos a la Secretaría General. Pedro Sánchez, Susana Díaz y Patxi López demostraron que el socialismo se encuentra hecho trizas y que, además, hay importantes dosis rencor entre ellos. El cara a cara en Ferraz no soluciona nada.

Lo que ocurra en la votación del próximo domingo decantará al socialismo español hacia un proyecto "de izquierdas y auténtico", como defendió Sánchez, u otro "sin contradicciones ni desvaríos ideológicos", como el que enarboló Díaz. López apeló a que él es el candidato de "la unidad", pero aunque fue el más sólido, pocos le ven con posibilidades de remontar.

Sánchez-Díaz será, por tanto, la batalla del domingo 21, lo que da una idea de que lo que ocurra el día 22 romperá al PSOE en dos mitades situadas en las antípodas. Hubo momentos del debate en los que parecía que se estaban enfrentando candidatos de partidos diferentes. El exsecretario general basó su discurso en tres puntos: su proyecto busca recuperar el PSOE de toda la vida, que la abstención fue el mayor error de los socialistas y que su partido no será de notables, sino de militantes.

La presidenta andaluza destacó otros tres aspectos: su proyecto no es contradictorio ni tiene "desvaríos ideológicos" (como el de Sánchez), ella sí fue capaz de ganar al PP por diez puntos en Andalucía y, especialmente, es necesario poner fin a los dos peores resultados de la historia democrática del partido. López, por su parte, apeló a la concordia y advirtió que el riesgo que está corriendo el PSOE es "enorme". 

Para conseguir la victoria en las primarias del domingo será clave movilizar a los más de 30.000 militantes que no avalaron a ningún candidato. Ellos, junto a algunos avalistas de Patxi López que decidan apostar por uno de los dos favoritos, tendrá la llave de la Secretaría General. El enfrentamiento fue limpio, sin juego sucio. Quizá el exlehendakari fuera el que ha pensado más en el PSOE, ya que Sánchez y Díaz estaban demasiado pendientes de luchar el uno contra el otro y de no cometer errores. Los tres se habían preparado a conciencia la cita con sus asesores (Pedro con Gómez de Celis y su asesor Juanma Serrano; Susana con Máximo Díaz Cano y Miguel Ángel Vázquez; y Patxi con Rodolfo Ares y Óscar López) y salen de la misma con las opciones intactas. 

Los temas más destacados de este debate a tres celebrado en la sala Ramón Rubial de Ferraz, el mismo lugar donde se celebró el fatídico Comité Federal del 1 de octubre, fueron:

-- Abstención al PP. Es uno de los temas a los que recurrió Sánchez en todo momento, culpando a Susana de lo sucedido aquel mes de octubre. El exsecretario general también aludió a que Patxi López se abstuvo, aunque ahora se arrepienta. Para solucionar ese "derrocamiento" lo que propuso es que el cese de un líder del PSOE solo pueda llevarse a cabo a través del voto de los militantes. El exlehendakari planteó una especia de moción de censura acordada en el Comité Federal y votada por los militantes y afiliados.

-- Las contradicciones de Pedro. Fue el principal reproche de Susana Díaz contra su principal rival. Le afeó pensar una cosa un día y al día siguiente la contraria, de no ser coherente y de mirarse el ombligo. Sánchez le respondió que "para volantazo el del 1 de octubre". También echó mano de declaraciones de la presidenta andaluza polémicas. López, por su parte, apeló a que estaban perdiendo el tiempo con esas discusiones.

-- Visión de país. Fue otro tema de discusión. ¿Acogerse a la Declaración de Granada? Díaz reprendió a Sánchez por olvidarla cuando le convenía y le recordó que un día apostaba por aparecer con la bandera de España de fondo (más grande que la de Aznar en Colón), y otro por la plurinacionalidad. Aquí el más contundente fue Patxi López que dijo que "un país es un pacto entre ciudadanos y ciudadanas libres".

-- Un PSOE perdedor. Fue otro tema caliente. Sánchez se lo había preparado y sacó dos gráficos que enseñó a cámara: uno sobre las preferencias de los votantes socialistas por él y otros sobre las preferencias de los votantes populares por Díaz. La presidenta andaluza insistió en varias ocasiones que con su rival el partido está abocado a la derrota y destacó que a ella le avala la victoria en su comunidad autónoma.

-- Políticas económicas. En este apartado es donde hubo más coincidencias y menos debate. Todos propusieron la derogación de la reforma laboral y estuvieron de acuerdo en luchas contra la pobreza infantil, el paro juvenil y, sobre todo, contra la "lacra de la violencia machista". Patxi López propuso incluir en la Constitución la defensa de la vida y la integridad de la mujer.

-- Modelo de partido. Los tres realizaron diferentes propuestas. Susana Díaz se comprometió a marcharse si el PSOE no remontaba. También hubo coincidencias a la hora de regular las consultas a los militantes sobre los acuerdos de gobernabilidad y en abrir las Casas del Pueblo, un lugar donde miles de españoles aprendieron a leer o a escribir. El trío apostó por recuperar ese espacio social que había perdido el socialismo.

Esto es lo que dio de sí un debate a tres que evidenció que el PSOE está partido en dos y, si todo sigue igual, lo va a seguir estando tras el 21M. Ninguno de los tres se comprometió a retirarse si ganaban las opciones rivales, lo que da una idea de la división. Y, lo que es más importante, todavía hay rencor y heridas no cerradas, lo que hace prácticamente imposible la concordia. Una imagen demuestra a la perfección la distancia que existe entre los tres candidatos: cuando posaron a la entrada juntos ni siquiera se miraron ni tenían intención de saludarse. Solo lo hicieron cuando una periodista les dijo: "¿Qué pasa, que ni os vais a saludar?" La escena recuerda a aquel día de diciembre cuando Sánchez fue a La Moncloa tras el 20D y ni siquiera aceptó el café que le sirvió un camarero de La Moncloa. Fractura total en el socialismo.

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