Así ha sido la reaparición del diputado raso Pedro Sánchez: lo que no se ha visto

  • Pedro Sánchez ha reaparecido en el Congreso tras varias semanas ausente para dejar en el aire cuál será su voto en la segunda votación del sábado.

    La actitud que ha mantenido durante el discurso de investidura de Rajoy ha sido muy diferente a la que tenía cuando era secretario general.

Sánchez sólo adelanta su 'No' a Rajoy en la primera votación: "El sábado será otro día y ya lo sabréis""
Sánchez sólo adelanta su 'No' a Rajoy en la primera votación: "El sábado será otro día y ya lo sabréis""
EUROPA PRESS

Pedro Sánchez ha reaparecido en el Congreso este miércoles con motivo del discurso de investidura de Mariano Rajoy. El exsecretario general ha vuelto a la Cámara ya como diputado raso y con una actitud muy diferente a la que tenía cuando lideraba el PSOE. Ha dicho que votará 'no' el jueves pero que el sábado "será otro día", dejando en el aire si cumplirá la resolución del Comité Federal que pide la abstención en bloque.

Sánchez apareció por la Carrera de San Jerónimo a escasos segundos de que comenzara el pleno. Le robó todo el protagonismo al candidato a la investidura, Mariano Rajoy. Había quedado con dos de sus fieles para entrar en el hemiciclo, César Luena y María González Veracruz, que le acompañaron hasta las escaleras de la bancada socialista.

Sin corbata y con una camisa azul y blanca de cuadros, Sánchez se sentó en su nueva ubicación, tres filas más arriba al escaño que ahora ocupa Antonio Hernando y se limitó a escuchar a Rajoy.

Piernas cruzadas, con el móvil en la mesa y sin ningún papel fue la actitud de Sánchez durante la alocución de Rajoy. Se limitó a algunos comentarios con su colega a la izquierda, Patxi López. 

Mientras Rajoy lanzaba el guante al PSOE, Sánchez se limitó a intercambiar, de vez en cuando, algún mensaje de móvil. Nada más.

Una vez levantada la sesión, Sánchez dio abrazos y besos a sus compañeros del grupo. Saludó a Rafael Simancas, por ejemplo, o algún diputado extremeño. Y se marchó por la puerta principal, donde se cruzó con José Luis Ábalos y a quien dio un abrazo.

Al salir al patio del Congreso tuvo la fortuna de que las cámaras se dirigían a la vicepresidenta en funciones Soraya Sáenz de Santamaría. Él pudo escabullirse por un lado sin ser preguntado. Cuando era secretario general solía encerrarse con su equipo en el despacho situado en la primera planta del edificio de Palacio. Ahora que es parlamentario raso ya no tiene ese privilegio.

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