Desde Ginebra, Spindiler ha informado de la preocupación que existe en ACNUR por la situación que se vive en el centro para refugiados de la ciudad búlgara de Harmanli y ha instado al Gobierno a descongestionar el centro, así como a mejorar las condiciones de vida de los refugiados.
ACNUR ha pedido que el Gobierno establezca un "diálogo constructivo" con los solicitantes de asilo del centro, con los que se enfrentaron la semana pasada por el anuncio del cierre del mismo, después de que los vecinos de la ciudad, haciéndose eco de información publicada en los medios, denunciaran una presunta transmisión de enfermedades cutáneas por parte de los inmigrantes.
El centro, el mayor de Bulgaria, alberga a unas 3.000 personas, en su mayoría de nacionalidad afgana. "ACNUR continúa apoyando los esfuerzos de las autoridades para mejorar las condiciones y trabajar con los refugiados y las comunidades locales para dispersar cualquier tipo de tensión", ha señalado el portavoz.
Los enfrentamientos de la semana pasada acabaron con la detención de cerca de 300 personas.
Las autoridades búlgaras decidieron sellar el centro para investigar la presunta transmisión de enfermedades que habían denunciado, si bien la responsable de la Agencia Búlgara para los Refugiados, Petya Parvanova, aseguró que se trataba de información falsa.
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