Niños migrantes no acompañados bloqueados en Francia renuncian a llegar a Reino Unido

Mohamed, un adolescente eritreo, huyó de su país para no hacer el servicio militar. Como él, cientos de menores viajan solos con el sueño de una vida mejor en el Reino Unido, pero desesperanzados tras pasar mucho tiempo bloqueados en Francia, terminan por renunciar.

Cuando Mohamed contó su viaje, recuerda las tres semanas que pasó caminando entre Eritrea y Libia, después atravesó el Mediterráneo en un pequeño bote inflable con 36 personas a bordo para llegar a Italia. Y, finalmente llegó a Calais.

Allí, frente a La Mancha, miles de migrantes llegan con la esperanza de encontrar una forma de alcanzar el Reino Unido. Un precario campamento conocido como la "Jungla" alberga actualmente a 7.000 personas, una cifra récord.

"Esto no me lo esperaba. No me imaginaba que la gente pudiera dormir en el suelo aquí", cuenta el joven, tapado con una capucha, y calzando unas zapatillas deportivas.

Todas las noches intentaba subir a los camiones con un grupo de adultos.

"Lo logré muchas veces, pero siempre terminábamos por ser desalojados por la policía", contó el joven, que ya habla francés.

Las asociaciones que trabajan en Calais estiman que en el campamento hay unos 676 menores no acompañados.

Después de pasar tres meses allí, Mohamed fue abordado por trabajadores sociales, que habitualmente recurren el campo para localizar a los menores de edad para ofrecerles un techo.

Al final aterrizó en "La casa del joven refugiado" en Arras, una localidad ubicada a 100 kilómetros de Calais. Allí vive en un hogar gestionado por la asociación Francia Tierra de Asilo, financiado por las autoridades regionales, donde hay otros 30 menores en la misma situación.

Como no pueden ser expulsados por ser menores, estudian francés y reciben ayuda para ser escolarizados y para tener acceso a la vivienda y puedan regularizar sus papeles.

En 2015, del total de 15.133 menores que pidieron asilo en Francia, 321 eran jóvenes no acompañados, una proporción que registró un aumento del 17,6%, según los datos de la Oficina Francesa para los Refugiados y los Apátridas (OFPRA).

Sin embargo, los menores que renuncian a llegar al Reino Unido son una minoría, afirmó Pierre Henry, director de Francia Tierra de Asilo.

"En 2015, del total de 1.400 menores que acogió la asociación, sólo 90 lograron estabilizarse. La mayoría quiere seguir su ruta migratoria hacia el Reino Unido", explicó.

Las estructuras de acogida están saturadas.

A fines de septiembre, está previsto que abra un centro para menores no acompañados con 72 plazas en "La Jungla", pero "con 676 menores no acompañados en Calais, esto no es suficiente", se lamentó François Guennoc, vicepresidente de la asociación el Albergue de los Migrantes.

Por el momento, en el campamento, las asociaciones se turnan para hacerse cargo de los menores. En julio, Médicos Sin Fronteras (MSF) abrió un centro para ayudarlos, especialmente en el área psicológica.

Asociaciones como Citizens UK, los ayudan jurídicamente para que puedan llegar de manera legal al país. Desde marzo, 55 de ellos dejaron Calais para reunirse con parientes en el Reino Unido, como parte de un dispositivo de reagrupación familiar, dijo la prefectura de Pas de Calais.

El anuncio de que el Estado va a crear un centro para menores no acompañados se produjo después de la publicación en junio de una encuesta alarmante de UNICEF, el fondo de la ONU para la infancia, sobre la situación de estos menores en Francia.

El informe describe que los mismos viven en la precariedad, angustiados, solos y sin protección de las autoridades. En uno de los capítulos se señala que los niños enfrentan muchos riesgos de ser violados o explotados sexualmente.

"El primer problema, en el corto plazo, es que los menores pueden caer en las redes de tráfico de seres humanos, como la prostitución o la esclavitud. El segundo problema, es que habría consecuencias a mediano y largo plazo, ya que no son escolarizados", advirtió Guennoc.

Mohamed, que emprendió su viaje cuando tenía 16 años, cumplió 18 el 2 de agosto. Después de mucho tiempo obtuvo su permiso de residencia. Al retorno de las vacaciones en Francia, en septiembre, se independizará y terminará su formación como electricista.

"Echo de menos a mi mamá, me gustaría volver a Eritrea, pero me fui para escapar del servicio militar, así que si vuelvo podría ir a la cárcel durante varios años", dijo el joven, con lágrimas en los ojos.

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