Un refugiado de al Raqqa describe el horror en el bastión de EI, "si no cumples las normas, te degollan"

    • Abdalaziz Alhamza huyó de Al Raqqa en 2013, unos meses antes de que Estado Islámico tomara el control de la ciudad siria: "me amenazaron", cuenta a www.lainformacion.com
    • "Lo primero que hicieron los yihadistas fue cerrar las escuelas y abrir las suyas propias. En ellas enseñan la ley islámica y adoctrinan a los niños"
Imagen de la ciudad siria de Al Raqqa/ Raqqa is being slaughtered silently
Imagen de la ciudad siria de Al Raqqa/ Raqqa is being slaughtered silently

La ciudad siria de Al Raqqa es un paraíso para los yihadistas y un infierno para los locales. En marzo de 2013 se convirtió en la primera capital de provincia siria sin presencia del régimen. Los grupos rebeldes de la oposición tomaron la ciudad y echaron a los partidarios de Al Assad, una situación que duró poco. En enero de 2014, Estado Islámico tomó la ciudad y se convirtió en la única autoridad en la ciudad. Los yihadistas han instaurado un régimen islámico que ha trasladado a los habitantes de esta ciudad siria a la Edad Media. Algunos como Abdalaziz Alhamza han conseguido huir. Tiene 24 años y vive en Berlín, ciudad desde la que informa de todas las atrocidades que comete Estado Islámico a través de la web "Raqqa está siendo masacrada de forma silenciosa". "Si no cumples las normas te degollan", asegura en una entrevista con www.lainformacion.com durante la celebración del foro 'Madrid+ 10: Diálogo global para la prevención del extremismo violento', organizado por el Club de Madrid.

Más de la mitad de los 250.000 sirios que vivían en Raqqa han huido. Para ellos, vivir en la ciudad se ha convertido un infierno en la Tierra. "Aviones de guerra sobrevuelan el cielo de Al Raqqa y en la tierra viven bajo el terror de Estado Islámico", relata Abdalaziz Alhamza. El Califato ha teñido las plazas de sangre. Estos espacios públicos se han convertido en escenarios del terror. En ellas, los niños reciben latigazos por robar, las mujeres son lapidadas supuestamente por adulterio y desde las partes altas de los edificios lanzan hombres, acusados de homosexualidad. Ondea la bandera negra y se proyecta en las pantallas gigantes un vídeo de más de 20 minutos en el que murió quemado vivo el piloto jordano Moaz al-Kasasbeh.

El miedo reina en Raqqa bajo la tiranía de los yihadistas que patrullan las calles: "No puedes beber, ni fumar. Las mujeres van tapadas y no pueden salir a la calles sin su marido", describe Abdalaziz. Los yihadistas controlan todo. Los carnés de identidad sirios han sido reemplazados por otros con el sello del califato y los cortes de luz y electricidad son continúo. "Solo hay electricidad cuatro horas al día y los yihadistas cortan el suministro de agua hasta cuatro días", describe Abdalaziz. "Hay algunos alimentos en la ciudad pero son tan caros que la gente no puede comprarlos. Los habitantes de la ciudad intentan sembrar alimentos para sobrevivir", señala.

Mujeres, hombres, ancianos y niños, nadie escapa de las reglas del califato. "Lo primero que hicieron los yihadistas fue cerrar las escuelas y abrir las suyas propias. En ellas enseñan la ley islámica y adoctrinan a los niños. Les dan caramelos, comida y juguete...todo aquello que sus padres no puede darles". Precisamente, los terroristas de Estado Islámico están usando a los niños para su causa. "Los niños de diez años no entienden que está pasando. Se unen a ellos y creen que son amables y simpáticos porque les dan caramelos."

Así como durante la época nazi en Alemania se crearon las Juventudes Hitlerianas, elEstado Islámicoestá preparando a los niños sirios para que participen en la yihad. "las escuela están dirigida a los menores de 16 años. Su principal objetivo es distorsionar la moralidad de los jóvenes de Raqqa y así crear una generación en la idea del extremismo islámico", asegura. Los terroristas enseñan a los niños sirios habilidades de combate y supervivencia, a usar enormes rifles de asalto y lecciones de ideología extremista. "Les enseñas a usar explosivos, a hacer bombas, a inmolarse. La prueba final que tienen que superar los niños es aprender a degollar", concluye.

La vida en Al Raqqa solo gusta a los combatientes extranjeros.Pese a todos los esfuerzos de las potencias mundiales por combatir la amenaza delEstado Islámico, en losúltimos doce meses se ha duplicado la cantidad de personas que han viajado a Siriay a Irakpara unirse a los yihadistas. En total 30.000 extranjeros se han alistado ya en sus filas, según la información el Pentágono. Una media de 1.000 se unen a la organización terrorista. Y muchos de ellos viven en al Raqqa. La mayória vienen del Magreb y Europa y a menudo tienen antecedentes. En al Raqqa consiguen lo que no tienen en su países de origen: poder, dinero y mujeres.

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