Mercosur, OEA, Unasur y Cumbres Iberoamericanas tienen cartas democráticas

  • La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que se ha ganado las críticas de EE.UU. y de las organizaciones de oposición al Gobierno cubano dentro y fuera de la isla por su reciente cumbre en La Habana, es uno de los pocos organismos de la región sin una "carta democrática".

Ana Mengotti

Bogotá, 31 ene.- La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que se ha ganado las críticas de EE.UU. y de las organizaciones de oposición al Gobierno cubano dentro y fuera de la isla por su reciente cumbre en La Habana, es uno de los pocos organismos de la región sin una "carta democrática".

El organismo del que la Celac es heredera, el Grupo de Río, creado en 1986, en la primera etapa de su funcionamiento requería que sus miembros fueran democráticos y suspendió a varios países, como Panamá y Perú en los años 90.

El Mercosur, la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y las Cumbres Iberoamericanas tienen todos mecanismos de defensa de la democracia, que en la práctica funcionan como protectores del orden establecido.

Dichos mecanismos se han activado desde que se inició el siglo XXI en dos ocasiones: el golpe de Estado contra Manuel Zelaya en Honduras (2009) y la destitución de Fernando Lugo en Paraguay (2012) mediante un juicio político en el Senado.

Paraguay fue suspendido del Mercosur y de Unasur, mientras que la OEA aplicó a Honduras la misma medida invocando "la Carta Democrática Interamericana", que es muy precisa sobre lo que los países firmantes entienden por democracia.

La apuesta de la carta de la OEA, aprobada en 2001, es por la "democracia representativa", un concepto que incluye, según el artículo segundo, el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales, elecciones "periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto" y pluralismo político.

Los países de la Celac son todos, salvo Cuba, miembros de la OEA y, por tanto, están sujetos a la "Carta Democrática".

Aunque EE.UU. y organizaciones del exilio cubano han acusado a los participantes en la cumbre de "enterrar" la Carta Interamericana y dar su aval a un régimen que califican de "totalitario", en la declaración final de la reunión de La Habana se pide a los países miembros "fortalecer" la democracia y los derechos humanos.

"Fortalezcamos nuestras democracias y todos los derechos humanos para todos", dice la declaración en una parte en la que enumera las tareas que es necesario acometer para que "todos sientan que la democracia les da sentido a sus vidas".

Pocos días antes de la cumbre, Human Rights Watch alertó en su informe anual acerca de lo que definió como "una equivocada equiparación de la democracia con la presunta voluntad de la mayoría", que sirve de justificación para reprimir a opositores y grupos minoritarios.

El apartado del informe dedicado a Cuba destaca que "el Gobierno cubano continúa reprimiendo a personas y grupos que critican al Gobierno o reivindican derechos humanos fundamentales".

En días previos a la cumbre, organizaciones como las Damas de Blanco y también el periodista independiente Guillermo Fariñas denunciaron haber sufrido detenciones, acoso y amenazas para que no hicieran acciones de protesta.

Tanto las Damas de Blanco como la Comisión de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN) y la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) invitaron a los participantes a la Cumbre, entre los cuales estuvo el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, a "asomarse a otro paisaje de la sociedad cubana", a "escuchar a la parte sufrida".

Solo las delegaciones de Chile y Costa Rica mantuvieron reuniones con los disidentes, los cuales agradecieron el gesto, especialmente al presidente de Chile, Sebastián Piñera, que se entrevistó con Berta Soler, portavoz de las Damas de Blanco.

A juicio de Ramón Saúl Sánchez, director del Movimiento Democracia, una de las organizaciones del exilio cubano en Miami, la actitud de la mayoría de las delegaciones de la Celac se cimenta en el "temor a irritar" al presidente cubano, Raúl Castro.

Algo similar dijo Berta Soler respecto al secretario general de la OEA. "Quisimos hablar de esto con él y dijo que no venía a Cuba a disgustar a nadie sino como observador. Pero sí nos disgustó a las Damas de Blanco", recalcó.

El Gobierno cubano mantiene silencio sobre la polémica, pero el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, sí le respondió a un portavoz oficial de EE.UU. que afirmó que los gobernantes de la Celac "traicionaron" el compromiso del continente americano con la democracia al "abrazar el sistema de partido único en Cuba".

Maduro tachó de "insolente" esta declaración, que, a su juicio, refleja "la visión de dinosaurio" que EE.UU. tiene de América Latina.

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