Calma en la jornada de reflexión en víspera de los comicios presidenciales

  • Kiev.- Ucrania vive hoy con calma la jornada de reflexión ante la cita de mañana en las urnas de casi 37 millones de ciudadanos para elegir al nuevo presidente, aunque durante la campaña los candidatos se han acusado de preparar un fraude, lo que ha acentuado el temor a eventuales protestas callejeras.

Kiev.- Ucrania vive hoy con calma la jornada de reflexión ante la cita de mañana en las urnas de casi 37 millones de ciudadanos para elegir al nuevo presidente, aunque durante la campaña los candidatos se han acusado de preparar un fraude, lo que ha acentuado el temor a eventuales protestas callejeras.

18 candidatos, entre ellos el actual presidente, Víctor Yúschenko, compiten por hacerse con la jefatura del Estado.

Sin embargo, todas las encuestas muestran que las posibilidades de Yúschenko de ser reelegido por otros cinco años son prácticamente nulas.

Los grandes favoritos son el ex primer ministro y líder del opositor y prorruso Partido de las Regiones, Víctor Yanukóvich, rival de Yúschenko en las presidenciales de 2004, y la actual jefa del Gobierno, Yulia Timoshenko, aliada del presidente durante la "Revolución Naranja" y ahora adversaria de éste.

No obstante, los sondeos de opinión coinciden en que ni Yanukóvich ni Timoshenko conseguirán mañana la mayoría absoluta, necesaria para obtener la victoria.

Según la Constitución ucraniana, en caso de que ninguno de los candidatos consiga más de 50 por ciento de los sufragios, los dos más votados concurren a una segunda vuelta, que debe celebrarse el tercer domingo después de la primera votación, en este caso, de darse -como se espera- esta situación, el 7 de febrero próximo.

Contra la predictibilidad de los resultados de la jornada de mañana atenta únicamente el avance de la candidatura del banquero Serguéi Tiguipko, con un incremento de intención de voto que podría amenazar las posiciones de Timoshenko.

Además, persiste el temor de un fraude electoral, como el que en 2004 desató la "Revolución Naranja", un vasto movimiento pacífico contra la falsificación de los resultados de los comicios de ese año, que finalmente, en la repetición de la segunda ronda, ganó Yúschenko.

De acuerdo con una encuesta reciente, sólo el 4,5 por ciento de los ucranianos considera que los comicios serán limpios.

El mismo sondeo indicaba que el 22,2 por ciento de los electores piensa votar "contra todos los candidatos", opción que contempla la papeleta.

Uno de los candidatos antes de inscribirse cambió su apellido por el de Protivvsij (Contratodos) con el evidente propósito de aprovechar esta particularidad de la ley electoral ucraniana, que permite a los electores expresar su rechazo a todas las candidaturas

Yanukóvich ha asegurado que es imposible que haya protestas como las ocurridas durante la "Revolución Naranja", y Timoshenko ha prometido que todo litigio se resolverá en los tribunales, pero los analistas creen que ninguno aceptará la derrota e intentará cuestionarla en la calle.

En previsión de ello, el Tribunal de Kiev, a petición del Ayuntamiento, ha prohibido a todos los partidos manifestarse hasta después del 7 de febrero en el Maidán, la céntrica plaza de la Independencia que fue escenario de la "Revolución Naranja".

El presidente de la Rada o Parlamento de Ucrania y también candidato a la jefatura del Estado, Vladímir Litvin, pronosticó que no se producirán grandes manifestaciones después de la primera vuelta, pero advirtió de que "se agudizará la confrontación en el país".

No obstante, Litvin recordó que Ucrania tiene experiencia en manejar situaciones semejantes y que "se hará todo" por impedir un conflicto civil.

Los colegios electorales, más de 33.000 en todo el país, comenzarán a recibir a los votantes a las 08.00 horas (06.00 GMT) y permanecerán abiertos hasta las 20.00 (18.00 GMT), tras lo cual se dará comienzo al escrutinio.

Inmediatamente después de que concluya el proceso de votación se darán a conocer los resultados de las encuestas a pie de urna.

Según los expertos, si la diferencia entre los datos de dichas encuestas y las cifras ofrecidas por la autoridades electorales es del 4 ó el 5 por ciento, hay motivos más que suficientes para cuestionar la veracidad de los resultados.

Borís Klimenko

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