De Rushdie al filme sobre Mahoma, 24 años de incidentes tildados de blasfemia

  • Desde que en 1989 el escritor británico de origen indio Salman Rushdie fuera condenado a muerte por su libro "Los versos satánicos", considerado blasfemo, varios incidentes relacionados con la religión han desatado la indignación del mundo musulmán.

Redacción central, 14 sep.- Desde que en 1989 el escritor británico de origen indio Salman Rushdie fuera condenado a muerte por su libro "Los versos satánicos", considerado blasfemo, varios incidentes relacionados con la religión han desatado la indignación del mundo musulmán.

Fue el ayatolá Rujola Jomeini quien el 14 de febrero de ese año, poco antes de morir, emitió una fatua (edicto religioso) en el que condenaba a muerte al autor, que hubo de esconderse, e incluso ponía precio a su cabeza.

Tres millones de dólares para cualquiera de sus compatriotas que ejecutara la sentencia y un millón de dólares para cualquier otro "buen musulmán" que segara su vida.

El supuesto pecado fue su reflexión sobre unos polémicos versículos que desaparecieron de El Corán porque según la propia tradición mahometana fueron inspirados por Satanás al Profeta para confundirlo.

Más beligerantes e incisivas fueron las obras publicadas por la periodista italiana Oriana Fallaci, quien también hubo de sufrir la intransigencia de los más radicales.

En 2002, poco después de los cruentos atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, la reportera sacó a la luz "La rabia y el orgullo", en el que comparaba a los "hijos de Alá" con las ratas.

Dos años más tarde, Fallaci azuzó la pira inquisitorial con otra obra, "La fuerza de la razón", criticada por aquellos que considera que existe una cruzada intelectual desde occidente contra los mahometanos.

Algunas asociaciones internacionales como el Movimiento contra el Racismo y por la Amistad entre los Pueblos incluso decidió llevarla ante los tribunales por algunas sentencias despectivas de carácter xenófobo.

Menor suerte tuvo el director de cine holandés Theo Van Gogh, apuñalado hasta la muerte por un joven musulmán marroquí el 2 de octubre de ese mismo año a causa de su documental "Sumisión", en el que denunciaba la situación de la mujer en el mundo islámico.

Un año después, el 30 de septiembre de 2005, decenas de miles de musulmanes se echaron a las calles de todo el mundo para protestar por la publicación en el diario conservador danés "Jyllands Postem" de una serie de caricaturas en las que se representaba a Mahoma con una bomba disimulada en el turbante.

Azuzadas por clérigos radicales suníes y chiíes, particularmente en Irán y Arabia Saudí, las protestas devinieron en asaltos a embajadas danesas en diversos lugares del planeta, que se repitieron durante dos años y segaron la vida de 48 personas.

El autor de las viñetas, Kurt Westergaard, se vio obligado a vivir desde entonces en clandestinidad, hecho que no evitó que en 2009 un joven musulmán lograra penetrar en su domicilio y amenazarle con un hacha.

De la indignación de los más puristas no se ha librado ni el papa Benedicto XVI, quien hubo de precisar un discurso pronunciado en 2006 en la universidad alemana de Ratisbona en el que citaba una palabras del emperador bizantino Manuel II Paleólogo.

La cita, en la que aludía a la religión mahometana como "malvada e inhumana", desató una oleada de ira que incluyó el asesinato de una monja italiana en Mogadiscio, capital de Somalia, y la quema de varias iglesias.

En diciembre de 2008, el nivel de alarma terrorista alcanzó su punto más alto en Holanda cuando el diputado ultraderechista Geert Wilders produjo una película crítica con El Corán, en la que alertaba sobre los peligros del Islam y que fue difundida por internet.

Dos años después, un diálogo en la serie de dibujos animados "South Park" en la que se aludía a Mahoma propició que los responsables de la web Revolutionmuslim.com lanzaran en abril de 2010 una agresiva campaña de denuncia.

En 2011, la espita de la indignación la abrieron dos pastores de una iglesia de Florida, Terry Jones y Wayne Sapp, que emitieron vídeo en el que se quemaba un Corán.

La divulgación de la cinta, unida a unas provocativas declaraciones de Jones, tuvo como consecuencia una serie de atentados y ataques que segaron la vida de varios ciudadanos de Estados Unidos y funcionarios de la ONU destacados en Afganistán.

En 20 de febrero de 2012, una fotos en las que se podía observar a soldados estadounidense en la base de Bagram, en Afganistán, quemando ejemplares del Corán causaron graves protestas, en la que murieron numerosas personas, pese a las disculpas del presidente de EEUU, Barack Obama.

Cuatro meses después, Túnez fue escenario de otra movilización en contra una exposición de arte considerada ofensiva para el Islam, en la que pereció una persona, más de un centenar resultaron heridas y 160 detenidas.

El último de estos incidente ocurrió el pasado 12 septiembre tras la divulgación en internet de un vídeo burlesco sobre la vida de Mahoma, cuyo autoría es objeto de controversia y que al parecer ha sido filmado y producido en EEUU.

Las protestas, que este viernes se extendieron a todo el mundo musulmán, han segado la vida de más de una decena de personas, entre ellas el embajador estadounidense en Libia, Chris Stevens, primer jefe de misión norteamericano muerto en acto de servicio en Oriente Medio desde 1979.

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