Católicos y musulmanes albaneses muestran al papa su pacífica convivencia

  • Más de un cuarto de millón de albaneses, -católicos, musulmanes y ciudadanos de toda creencia política-, han ofrecido hoy una recepción espectacular y calurosa al papa Francisco durante su breve visita a la capital de Albania, Tirana.

Mimoza Dhima

Tirana, 21 sep. - Más de un cuarto de millón de albaneses, -católicos, musulmanes y ciudadanos de toda creencia política-, han ofrecido hoy una recepción espectacular y calurosa al papa Francisco durante su breve visita a la capital de Albania, Tirana.

Con aplausos, banderas nacionales rojinegras, del Vaticano, de Argentina y pancartas en la mano, ancianos, hombres, mujeres, jóvenes y niños entusiasmados han saludado al papa mientras recorría el bulevar "Mártires de la Nación" en el papamóvil, antes de celebrar la misa.

"Ver al papa es una oportunidad única que se te ofrece una sola vez en la vida. Estoy muy emocionado y me siento privilegiado. Es el sueño de cualquier católico del mundo", dijo a Efe Luk Gjonaj, de 27 años, oriundo de la región septentrional de Shkodra.

"Todos hemos venido voluntariamente. Desde la caída del comunismo ningún partido político ha podido reunir en la plaza a tanta gente. Eso lo ha conseguido el santo padre", afirmó Vjollca Zaimi.

La visita del Papa ha despertado también el interés de miles de albaneses de las vecinas Kosovo, Montenegro y Macedonia que han acudido a Tirana para verlo.

"El papa Francisco me gusta mucho. Es sencillo y ayuda a los enfermos y los pobres. Es un honor para nuestra nación tenerlo aquí", señaló el albanokosovar Hil Gjevelekaj.

Gjevelekaj es del pueblo de Zym, en Kosovo, un país poblado mayoritariamente por albaneses étnicos que se independizaron de Serbia en 2008, donde también está enterrado el cura Luigj Palaj, uno de los 40 mártires nacionales albaneses, asesinados por defender la fe y cuyos retratos adornan hoy la avenida principal de Tirana.

El papa ha escogido Albania para homenajear a las víctimas del régimen comunista, cuya vigencia en suelo albanés bajo el liderazgo de Enver Hoxha (1944-1985) y luego de Ramiz Alia (1985-1992), lo convirtió en uno de los más feroces de Europa.

"Pensando en las atrocidades y en las durísimas persecuciones contra católicos, ortodoxos y musulmanes, podemos decir que Albania ha sido una tierra de mártires: muchos obispos, sacerdotes, religiosos y fieles laicos pagaron con la vida su fidelidad", dijo el Papa durante su homilía en la Plaza de la Madre Teresa.

Francisco ensalzó a los que "no se doblegaron ante la amenaza y dieron muestras de valor y coherencia en la confesión de la fe".

En 1967 el dictador estalinista Enver Hoxha, cerró las iglesias y mezquitas, persiguió a los clérigos, y diez años más tarde proclamó a Albania como el primer país ateo del mundo.

Junto con los católicos, que representan un 10 % de la población de 2,8 millones de habitantes, han salido para saludar al papa muchos musulmanes albaneses, que constituyen casi el 60 %.

"Hemos traído a la plaza a nuestro bebé de dos meses, Ambra, para que el papa nos la bendiga. No nos importa que sea católico, Dios es el mismo para todos", dijo a Efe la pareja Aulona y Aurel Fega, de confesión musulmana, llegados desde la ciudad sureña de Vlora.

"En mi pueblo la mitad de la gente es musulmana y la mitad católica. Que yo recuerde y, lo que he oído de mis antepasados, nunca ha habido peleas por cuestiones de fe entre nosotros", indicó Halim Terziu, un musulmán de 80 años de la zona norteña de Burrel.

Añadió que no hay que odiar a la gente simplemente porque crea en otra confesión y eso es lo que ha valorado el Papa y por lo que ha escogido venir a Albania.

La tolerancia y la armonía religiosa serán más fuertes en el futuro porque han tomado hoy la bendición del Papa, destacó.

Los albaneses, uno de los pueblos más viejos de Europa, eran cristianos en la antigüedad, pero se convirtieron a la fe musulmana, durante la larga ocupación otomana de cinco siglos.

La política de tolerancia que siguieron los otomanos frente a las minorías de diferentes confesiones de los territorios ocupados, así como los matrimonios mixtos y el crecimiento de varias generaciones en un país ateo son algunos de los motivos de esta convivencia, según algunos historiadores.

La de hoy fue tan solo la segunda visita que un papa realiza a Albania, tras la de Juan Pablo II en 1993.

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