Francisco, "el primer papa de Flores", en comunión con Juan XXIII

  • El cardenal Bergoglio no sólo se convirtió hoy en el primer Papa latinoamericano de la historia, sino también en el "primer papa de Flores", el barrio porteño que le vio crecer y en el que se conserva la huella de su admiración por el pontífice Juan XXIII.

Alida Juliani Sánchez

Buenos Aires, 19 mar.- El cardenal Bergoglio no sólo se convirtió hoy en el primer Papa latinoamericano de la historia, sino también en el "primer papa de Flores", el barrio porteño que le vio crecer y en el que se conserva la huella de su admiración por el pontífice Juan XXIII.

En procesión con la imagen de San José, patrono del barrio, por las calles donde el nuevo papa creció, los fieles descubrieron hoy la historia de la pequeña capilla dedicada al que fue conocido como "el papa bueno".

Casi 50 años después de ser habitada por una pequeña comunidad de religiosas, la capilla fue objeto de atención del entonces cardenal Bergoglio, quien, en uno de sus últimos actos como arzobispo de Buenos Aires, estipuló que cada 11 de octubre se celebrara allí una misa en español e italiano.

Por eso, durante la procesión de hoy dedicada a San José, el sacerdote saludó a los fieles en ambos idiomas, remarcando la importancia que la inmigración española e italiana tuvo en el desarrollo del actual barrio.

"Pedimos que Juan XXIII interceda desde el cielo por este barrio y que Dios bendiga, la Virgen custodie y San José proteja al papa Francisco, el primer papa de Flores", señaló el religioso, que también cuenta con su propia historia personal relacionada con el nuevo Pontífice.

"Hace algunos años, cuando yo llegué a esta diócesis, el entonces cardenal Bergoglio me dijo: 'te ofrezco vivir en una casa que está en mi barrio. En San José fue donde descubrí mi vocación'".

La capilla dedicada a Juan XXIII fue una de las paradas de la procesión seguida por una multitud de fieles que agitaban banderas con los colores del Vaticano -amarillo y blanco- con la imagen del papa Francisco impresa en ellas.

San José era el protagonista, pero en el ambiente flotaba la alegría de los vecinos de saber que uno de ellos ocupaba ahora el trono de San Pedro, y cada vez que el sacerdote hacía referencia al nuevo Pontífice una sonoro aplauso llenaba las calles.

"La vocación del papa nació en las naves y confesionarios de nuestra basílica, por eso, además de sorprendidos por la noticia, nos sentimos muy orgullosos", señaló el religioso.

Por eso -dijo- "pidamos a San José por el ministerio de Francisco y por todos los ministros de nuestra patria".

El sacerdote recordó que, en 207 años de vida de la parroquia, "han sido muchos los que ejercieron su ministerio en Flores y luego fueron obispos en distintas provincias del país".

"Pidamos por las vocaciones sacerdotales y misioneras en Argentina, pero sobre todo en nuestra parroquia, donde desde hace años vivimos una sequía", aseguró.

El religioso reiteró que los habitantes de Flores están "conmovidos por la elección de un cardenal argentino como Pontífice, y sobre todo, de un hijo de este barrio, un barrio con el que han tenido que ver muchos personajes que después pasaron a la historia".

Así, el sacerdote señaló, por ejemplo, a Manuel Belgrano, uno de los padres de la patria que el 24 de enero de 1812 hizo un alto con sus tropas en la plaza de San José de Flores e invocó la protección del santo.

Mientras avanzaba por las principales calles del barrio, la procesión se convirtió en una fiesta en la que participaron muchos vecinos, que desde los balcones arrojaban flores.

También hubo fuegos artificiales y lanzamiento de bombas que disparaban confeti en cada una de las paradas del santo frente a parroquias y escuelas.

"Juntos obispo y pueblo en la evangelización", fue una de las frases del papa Francisco más repetidas durante la procesión que estuvo amenizada por los acordes de la banda de música del barrio.

Los gritos de ¡Viva Francisco!, ¡Viva Juan XXIII! y ¡Viva San José! se mezclaron durante todo el recorrido porque hoy, el barrio porteño de Flores, no tuvo uno, sino tres protagonistas.

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