Ulisse Sartini, el último pintor de los papas

  • Cristina Cabrejas.

Cristina Cabrejas.

Ciudad del Vaticano, 1 feb.- A Ulisse Sartini se le puede considerar el pintor oficial del Vaticano, pues de su pinceles han salido los retratos oficiales de los últimos papas, que sirven además para realizar los mosaicos que se colocan en la galería de los pontífices en la basílica de San Pablo de Extramuros.

El último de los encargos del Vaticano ha sido el retrato del papa Francisco, que terminó hace algunos meses y que ha servido a los artesanos de la Fabrica de Mosaicos del pequeño Estado pontificio para realizar la reproducción que ya se puede observar en San Pablo de Extramuros junto con los otros 265 papas de la Iglesia católica.

El retrato original, un óleo de 137 centímetros de diámetro, será entregado al papa Francisco en los próximos días, en una ceremonia a la que participará el artista y después la tela encontrará su colocación en el palacio apostólico.

"En el Vaticano ha gustado mucho. Espero que el papa Francisco también lo aprecie", dijo en una entrevista con Efe Sartini, que aguarda con ansia el momento de entregar personalmente su obra al pontífice argentino.

Durante siglos, el Vaticano ha llamado a los mejores artistas a realizar los retratos de los papas. Gianlorenzo Bernini se convirtió en el preferido de Urbano VIII; o Rafael requerido por León X y Julio II y así ocurrió en 1992 cuando llamaron a Sartini para un encargo.

"Cuando me llamaron del Vaticano para realizar un retrato a Juan Pablo II pensé que era una broma de un colega envidioso", explica Sartini.

Su primer encargo fue un retrato de figura entera a Juan Pablo II, una pintura a óleo de 150 centímetros de largo y 180 centímetros de largo, que representa al papa polaco sentado en un trono y que ahora se encuentra en la Sala de las Congregaciones del Palacio Apostólico.

Otros artistas han sido llamados en pasado por el Vaticano para realizar cuadros de los pontífices como la rusa Natalia Tsarkova, que contaba con la confianza de Juan Pablo II o el alemán Michael Trigel que retrató a Benedicto XVI.

Pero el cuadro que realizó Sartini al papa Karol Wojtyla gustó tanto que después ha recibido otros encargos de la Fábrica de San Pedro, la institución vaticana que se ocupa, entre otras cosas, de la conservación de la Basílica y sus obras de arte.

Sartini se ha convirtió así en el retratista oficial del famoso "tondo" que se expone en San Pablo, realizando en 1996 el de Benedicto XVI y este año el de Francisco.

También el histórico secretario del papa Juan Pablo II, el cardenal Stanislaw Dziwisz, le encargó un nueva tela, de 250 centímetros de alto por 160 centímetros de ancho, del pontífice polaco para destinar a un nuevo santuario de Cracovia en ocasión de su beatificación en 2011.

"El papa no posa para nadie", bromea Sartini al comentar cómo realiza su trabajo y cómo ha tenido que encontrar inspiración para su tela en el material fotográfico que le ha puesto a disposición el Vaticano, mientras recuerda como Inocencio X posó en 1650 para Velázquez para su famoso cuadro.

Sartini explica que aunque se basa en fotografías, la técnica utilizada para sus retratos a los pontífices es la misma que realizaban en el Renacimiento los artistas que gozaban con el mecenazgo del Vaticano.

"Un primer boceto en blanco y negro y después se aplica el color con una serie de veladuras. Un proceso muy largo y complicado, pero que da óptimos resultados", explica Sartini.

Sobre su último retrato a Francisco, el pintor espera que en su obra "se pueda vislumbrar la increíble personalidad de este papa, la que todos captamos en sus apariciones, en sus homilías".

"Para un católico practicante como yo no hay nada más gratificante que retratar a un papa. Un honor", añade el pintor, que explica con modestia que para ser el pintor de los papas "se llega porque se tiene un poco de habilidad con la pintura, pero sobre todo tanta fortuna".

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