Castro Urdiales celebra los 30 años de una Pasión Viviente ligada al pueblo

  • La Semana Santa se vive de manera intensa en muchos lugares del mundo pero de forma singular en Castro Urdiales (Cantabria), donde desde hace treinta años más de 700 vecinos escenifican la Pasión Viviente de Cristo por las calles del municipio.

Miguel Ramos

Castro Urdiales, 18 abr.- La Semana Santa se vive de manera intensa en muchos lugares del mundo pero de forma singular en Castro Urdiales (Cantabria), donde desde hace treinta años más de 700 vecinos escenifican la Pasión Viviente de Cristo por las calles del municipio.

Un acontecimiento que atrae cada Viernes Santo a miles de curiosos para revivir las últimas horas de la vida de Jesús de Nazaret a través de esta fiesta, declarada de Interés Turístico Nacional en 2012.

En esta ocasión, la jornada se ha visto acompañada por el buen tiempo y, gracias a eso, los actores que dan vida a este vía crucis popular han podido culminar el duro trabajo de todo un año.

En esta trigésima edición, Castro Urdiales ha vuelto a rememorar la última cena de Jesús con sus discípulos, el prendimiento, el juicio del Sanedrín, el arrepentimiento de Judas, las tres caídas, la crucifixión, la muerte, el descendimiento y la resurrección de Cristo, entre otros pasajes.

Las abarrotadas calles del casco histórico castreño, la iglesia de Santa María, La Atalaya o el Ayuntamiento han sido una vez más los enclaves principales de una representación en la que el silencio y la expectación de los asistentes han sido el denominador común.

Sobre todo en aquellas escenas donde el realismo en la interpretación de los actores ha llegado a su cenit, como por ejemplo, las caídas de Jesús con la corona de espinas y el madero de 37 kilos, los latigazos o el semblante roto de la Virgen María al sostener entre sus brazos a su hijo muerto.

Cada año los personajes principales de Jesús, María y Juan van cambiando de actor y, en esta ocasión, Eduardo San Miguel, de 27 años y jardinero de profesión, ha encarnado el papel central, mientras que su madre en la realidad, María José Merino, ha representado a la Virgen María.

No es la primera vez que madre e hijo en la vida real asumen también esos papeles de María y Jesús en la Pasión Viviente de Castro Urdiales.

San Miguel ha comentado a Efe que siempre se intenta que las madres de quien interpreta a Jesucristo hagan el papel de María, "por la emotividad que desprende y que se palpa en el ambiente".

Convertirse durante unas horas en Jesucristo ha supuesto para este joven una "gran alegría" e "ilusión", porque pertenece "desde hace más de veinte años" a la agrupación cultural que organiza la Pasión Viviente y el "sueño de todos" es interpretar algún día a Jesús de Nazaret.

Para él, la escena con los leprosos ha sido uno de los momentos más destacados, al sentir el "apoyo" de unos "compañeros" que viéndole sufrir "lloran" y le transmiten un "cariño" que le impulsa a "sacar el papel adelante".

Y lo que más le ha costado, además de los latigazos, fue la grabación de las voces que se emiten en falso directo durante la representación, puesto que es "difícil" atinar los "matices de cansancio o sufrimiento sin estar en situación".

El sueño del coordinador de la Pasión Viviente de Castro Urdiales, José Ramón Arozamena, es que cada año se acerque "más gente de toda España" para que difundan sus impresiones de un espectáculo cuyo secreto reside en el "carácter" de los personajes.

Los comienzos de esta escenificación datan de 1984. La Asociación Cultural Pasión Viviente se ocupa de la organización, el diseño y cuidado de los trajes y complementos y la construcción de los decorados. EFE

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