MSF denuncia la violencia contra refugiados tras el cierre de la ruta de los Balcanes

EUROPA PRESS

Los refugiados que permanecen atrapados en Serbia, Macedonia, Bulgaria y Hungría a raíz del cierre de la 'ruta de los Balcanes' en marzo siguen siendo víctimas de violencia, en ocasiones cometida por actores estatales, ha alertado Médicos Sin Fronteras (MSF).

En este sentido, la ONG ha negado que la "dramática situación humanitaria" se haya resuelto con el cierre de fronteras, como han tratado de hacer ver algunos dirigentes política, toda vez que miles de personas siguen "varadas" en Serbia, Macedonia y Bulgaria o "atascadas" en zonas de tránsito en las fronteras serbia, húngara o macedonia.

El coordinador general de MSF en Serbia, Simon Burroughs, ha advertido en un comunicado de que las políticas de la UE han contenido el flujo de refugiados a costa de que "miles de personas han quedado abandonadas a su suerte y sin visibilidad, mucho más expuestas a la violencia, la miseria y la desesperación".

En este sentido, ha lamentado que los gobiernos de todo el continente no hayan sabido responder a las necesidades de miles de personas y, además, promuevan políticas "con consecuencias nefastas" para el bienestar de personas que "ya son vulnerables". Burroughs ha reclamado "alternativas seguras y legales" para quienes buscan protección.

MSF ha puesto como ejemplo de una situación preocupante la situación en Serbia. "Desde el cierre de fronteras, hemos notado un fuerte incremento en el número de pacientes que presentan señales de haber sufrido abusos, así como traumatismos físicos producto de la violencia ejercida contra ellos", ha apuntado Burroughs, que ha señalado a las autoridades de Hungría como responsables.

"Deben revisarse las políticas restrictivas en la frontera entre Serbia y Hungría, así como las condiciones de vida que están ofreciendo a las personas en tránsito", ha añadido. Decenas de familias se enfrentan al dilema de sufrir unas condiciones deplorables o quedar más expuestos a violencia y abusos en rutas dominadas ahora por las redes de tráfico de personas.

Burroughs ha condenado "sin paliativos" el uso de la fuerza "excesiva" y ha instado a las autoridades húngaras a tomar las medidas necesarias para terminar con unas polémicas prácticas que se han agudizado este mes, con la puesta en prácticas de mayores controles migratorios que incluyen, por ejemplo, 'devoluciones en caliente' en un radio de ocho kilómetros de la frontera serbia.

"Se les está tratando de una manera cada vez más parecida a la que le proporcionan a los criminales", ha señalado el responsable de MSF.

DATOS

Desde el 1 de abril hasta 30 de junio, los equipos de MSF realizaron 510 consultas de salud mental, de ellas 188 a supervivientes de acontecimientos traumáticos como maltratos y torturas, encarcelamientos, secuestros y violencia sexual perpetrados por contrabandistas, la Policía o personas de la propia comunidad, según la nota de la organización.

La proporción de consultas que ha atendido los equipos de la ONG en relación con tales traumas ha aumentado a más del doble desde marzo, asta el punto de suponer ya 1 de cada 10 casos vistos entre abril y junio.

El 65 por ciento de estos pacientes denuncian traumatismos físicos por parte de personas uniformadas en territorio húngaro y el 35 por ciento atribuye los abusos a ladrones, contrabandistas u otros refugiados.

Estas restricciones también han creado una situación especialmente preocupante en las zonas de tránsito en la frontera entre Serbia y Hungría, donde MSF lleva a cabo varias clínicas móviles que permiten prestar atención médica, apoyo psicológico y servicios básicos de saneamiento.

MALAS CONDICIONES

Las restricciones también han creado una situación preocupante en las

zonas de tránsito en la frontera entre Serbia y Hungría, donde MSF lleva a cabo varias clínicas móviles que permiten prestar atención médica, apoyo psicológico y servicios básicos de saneamiento.

"Las condiciones aquí no son aptas para los seres humanos. Las familias viven en tiendas de campaña inadecuadas, sin duchas, sin agua potable y sin acceso a los servicios básicos", ha lamentado Burroughs. "La gente está desesperada y esto está afectando directamente a su salud física y mental", ha apostillado.

MSF ha detectado un aumento "constante y significativo" de los problemas que reflejan el impacto psicológico de las restrictivas condiciones fronterizas, como la depresión, el trastorno por estrés postraumático y la ansiedad.

El número de pacientes diagnosticados de depresión por MSF ha aumentado a casi uno de cada tres después de marzo --31,2 por ciento-- en comparación con el 26,7 por ciento que se veía en octubre de 2015.

La proporción de personas con trastorno de estrés postraumático también ha aumentado en el mismo período --del 14 al 15,9 por ciento--, así como la ansiedad --del 3,8 al 6,6 por ciento--.

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