La fiebre como mecanismo de aviso ante infecciones graves en niños

    • El mayor peligro para los niños que padecen fiebre podría ser la deshidratación ligada a las fiebres altas y prolongadas.
    • Hay ocasiones en las que la fiebre infantil sí puede constituir el síntoma de dolencias muy graves. 
Pediatras aconsejan tratar a la persona "y no al termómetro" y dicen que tener 37,5º de fiebre no es motivo de consulta
Pediatras aconsejan tratar a la persona "y no al termómetro" y dicen que tener 37,5º de fiebre no es motivo de consulta

El artículo Muy Interesante nos cuenta cómo una infección como la fiebre desarrollada en niños puede avisarnos, por ejemplo, de que nuestro hijo tiene trastornos inflamatorios o autoinmunitarios.Lo habitual es que la fiebre se desarrolle como reacción defensiva del organismo ante enfermedades infecciosas muy comunes en los niños. La otitis o un simple catarro, y otras dolencias causadas por virus y bacterias, pueden ser la causa de dicha dolencia.Los pediatras recomiendan beber mucha cantidad de líquidosEl mayor peligro para los niños que padecen fiebre podría ser la deshidratación ligada a las fiebres altas y prolongadas, por eso es tan importante que beban mucha cantidad de líquidos durante el proceso febril. Los pediatras recomiendan que estos líquidos contengan hidratos de carbono y por ello resultan aconsejables los zumos de frutas, los batidos y las papillas…Sin embargo, hay ocasiones en las que la fiebre infantil sí puede constituir el síntoma de dolencias muy graves. A veces es el primer signo de una infección causada por una escasez de glóbulos blancos normales provocada por una leucemia. Pero, por suerte, se trata de una minoría de casos.Acudir a consulta urgente si se perciben los siguientes signosCuando hay fiebre, la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) recomienda unaby también en niños de más edad que presenten una serie de signos alarmantes, como: Rigidez de cuelloConvulsiones o pérdida de conocimientoDificultad para respirarDecaimiento y llantos excesivosVómitos y diarrea muy persistentesEscasez o ausencia de miccionesManchas de color rojo oscuro o morado que no desaparezcan al estirar la piel de alrededor.

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