Expertos aseguran que los hábitos saludables previenen el ictus en pacientes anticoagulados con fibrilación auricular

EUROPA PRESS

Y es que, en los días festivos suele aumentar la ingesta de alimentos con alto contenido de grasa y sal, siendo esta práctica responsable de problemas relacionados con enfermedades cardiovasculares, según advierte la Fundación Española del Corazón (FEC).

Precisamente, algunos de los factores de riesgo de la fibrilación auricular vienen derivados de problemas muy comunes entre la población adulta como la obesidad y la hipertensión arterial. De ahí la importancia de que los pacientes anticoagulados retomen después del verano el régimen de vida sana, basado en una alimentación equilibrada, ejercicio físico moderado de forma regular y controles adecuados para evitar sufrir complicaciones bien sea un ictus o un sangrado.

En este sentido, la compañía farmacéutica ha destacado la importancia de preguntar a su médico o enfermera cuando no consiga el buen control para informarse de alternativas terapéuticas, puesto que las alteraciones en el control del INR pueden aumentar el riesgo de padecer un ictus, la principal causa de muerte entre las mujeres y la tercera en hombres.

"Para una persona con fibrilación auricular no valvular que esté tomando un antagonista de la vitamina K, el INR debe estar entre 2 y 3. En caso de no ser así, el paciente estaría en riesgo de padecer complicaciones como el ictus o sangrado", ha asegurado el miembro del Consejo Asesor del Ministerio de Sanidad, Bartolomé Beltrán.

EL 9% NO CUMPLE ESTRICTAMENTE CON EL TRATAMIENTO

De hecho, un 9,3 por ciento de los pacientes anticoagulados reconoce que no siempre cumple estrictamente con el tratamiento anticoagulante, olvidando a veces la medicación prescrita, según advierte la Federación Española de Asociaciones de Anticoagulados (FEASAN) en su estudio 'Análisis del perfil del paciente anticoagulado en España'. Además, cerca de un 40 por ciento de los pacientes no consigue un correcto control de su INR1, y por lo tanto el tratamiento no ejerce su efecto deseado (prevenir el ictus).

Es por este motivo que el doctor Bartolomé Beltrán ha hecho hincapié en el "correcto tratamiento preventivo" del paciente con anticoagulantes que ayuden a "prevenir o tratar enfermedades graves y situaciones que amenazan potencialmente la vida", como la formación de trombos que puedan causar accidentes cerebrovasculares.

"Los tratamientos tradicionales que ejercen su acción anticoagulante de forma indirecta y cuyo efecto se debe monitorizar de forma periódica a través del control del INR, y aquellos otros anticoagulantes orales de acción directa que ejercen un efecto inhibidor sobre un factor clave de la coagulación y, que además, se toman a dosis fijas sin necesidad de controles periódicos", ha apostillado el cardiólogo y vicepresidente de la Fundación Española del Corazón, José Luis Palma.

El tratamiento anticoagulante está indicado para pacientes que padecen una fibrilación auricular, que provoca que el ritmo cardíaco sufra un evidente descontrol con bruscas oscilaciones del pulso y favorece la formación de coágulos que pueden desprenderse y producir embolias a distancia (en el cerebro, en el riñón o en miembros inferiores).

En este sentido, el doctor Palma ha recordado que el papel del tratamiento anticoagulante es hacer la sangre más fluida, evitando por tanto la formación de coágulos o impidiendo su crecimiento, para ello es importante mantener un buen control. También, prosigue, además de la obesidad y de la hipertensión arterial, la diabetes, el abuso de alcohol y estimulantes o el estrés emocional y físico son otros factores de riesgo adicionales a la fibrilación auricular.

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