A esta conclusión han llegado tras colocar dispositivos especialmente diseñados para analizar los contaminantes de los coches durante los momentos de más tráfico en el centro de Atlanta. De hecho, los dispositivos, que se colocaron en los asientos de los conductores, detectaron hasta el doble de material particulado que los sensores de carretera.
El equipo también encontró que la contaminación contenía el doble de la cantidad de sustancias químicas que causan estrés oxidativo, el cual se cree que está involucrado en el desarrollo de muchas enfermedades incluyendo enfermedades respiratorias y cardíacas, cáncer y algunos tipos de enfermedades neurodegenerativas.
"Si estos productos químicos son tan malos para la gente como muchos investigadores creen, entonces los viajeros deben ser seriamente repensar sus hábitos de conducción", han detallado los investigadores.
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