El pánico vírico y el ébola, un recurso común en el cine

  • María Roldán.

María Roldán.

Madrid, 9 ago.- La reciente epidemia de ébola en África está lejos de lo que imaginaron Wolfgang Petersen, John Murlowski o Herman Yau, que en sus películas reflejan situaciones extremas y de muy difícil manejo, aunque finalmente acaban siendo resueltas para el bien de la humanidad.

El atractivo del miedo a las pandemias es un recurso común en el cine, que en ocasiones echa mano de la sintomatología de patologías como el ébola, la rabia, el cólera o la viruela, para que la imaginación de los guionistas dé forma a enfermedades cuyo contagio aboca al fin de la vida humana.

Es el caso de "Estallido" (1995), del alemán Wolfgang Petersen, en la que un mono infectado de un virus mortal similar al ébola consigue llegar desde un campamento del Zaire hasta los Estados Unidos.

A pesar de no referirse a la enfermedad en sí, el virus, bautizado en la película como motoba, hace clara referencia a la patología febril que ha afectado ya a más de 1.700 personas, de las que han fallecido 932.

Caras tan conocidas como Dustin Hoffman, Rene Russo y Morgan Freeman emplean todas sus armas para combatir y exterminar el germen, en un filme que hace reflexionar sobre el secretismo y las medidas extremas que los gobiernos pueden llegar a adoptar en situaciones similares.

El atentado a las Torres Gemelas del World Trade Center de Nueva York en 2001 hizo que el temor a un ataque con armas biológicas se intensificara notablemente.

Con esa teoría juega "Alerta ébola" (2002), en la que un grupo de terroristas inyecta un virus mortal al presidente de los Estados Unidos, y el cuerpo militar del país no duda en hacer todo lo posible para encontrar una solución al problema y evitar que el virus se expanda.

La película del cineasta polaco Sam Firstenberg "Operación Ébola" (1997) cuenta cómo una organización de extremistas sudafricanos asalta un laboratorio de investigación y se hace con una muestra de una cepa especialmente virulenta del virus.

Un grupo de militares y científicos encabezarán la operación para recuperar el recipiente que contiene el virus y evitar que se libere causando una catástrofe humana.

Pero los ataques terroristas no son el único posible origen de una epidemia mortal, que puede elevarse a la categoría de pandemia cuando llega a un nuevo país por aire, tierra o mar.

En "Ebola Syndrome" (1996), el director chino Herman Yau enfoca el tema desde una perspectiva más escabrosa, en una cinta no apta para visionar con el estómago lleno.

Un camarero regresa a Hong Kong infectado con el virus del ébola tras violar a una joven en un viaje a Sudáfrica. Consciente de que su vida se va a apagando progresivamente por el efecto de la enfermedad, asesina a su jefe y a la mujer de éste para luego servir su carne en el restaurante en el que trabaja.

Esta actitud provoca que decenas de personas se contagien, causando numerosas víctimas mortales y haciendo que el virus se extienda por la metrópolis china.

Por su parte, el director angloaustraliano Brian Trenchard-Smith dirigió en 1998 "Alarma en alta mar", una propuesta cinematográfica en la que la picadura de un mosquito hace que cunda el pánico entre los participantes de un crucero de lujo.

Parte de los pasajeros y la tripulación de la embarcación comienza a presentar un cuadro clínico similar al producido por el ébola, pero la intervención de una especialista en enfermedades infecciosas que viaja a bordo será clave para controlar la enfermedad antes de que cause un mal mayor.

El ébola no es la única base sobre la que los profesionales del cine cimentan sus producciones.

En "Soy leyenda" (2007), la situación posapocalíptica está generada por la propagación de una mutación del virus de la viruela a través de una supuesta vacuna para el cáncer, y en "28 días después" (2002) una variante del virus de la rabia es la que sume a Inglaterra en el caos.

Mostrar comentarios