LAS AVES MIGRATORIAS ENVEJECEN ANTES QUE LAS SEDENTARIAS POR EL ESTRÉS

Las aves migratorias que recorren largas distancias cada año acumulan un estrés que conduce a un envejecimiento más rápido y potencialmente a una muerte más temprana que las que no necesitan recorrer muchos kilómetros para sobrevivir y criar.
Así se recoge en un estudio liderado por Carolyn Bauer, de la Universidad Estatal de Dakota del Norte (Estados Unidos), y publicado en la revista ‘The Auk: Ornithological Advances’.
La migración permite a las aves aprovechar los abundantes recursos alimenticios en las latitudes altas durante la época de cría y escapar de los duros inviernos de estos lugares para viajar a zonas más cálidas, pero estos beneficios conllevan también un coste.
Bauer y sus colegas compararon los telómeros (extremos de los cromosomas en la cadena de ADN de un organismo y que suelen acortarse durante la división celular y el estrés) de varios ejemplares de junco ojioscuro ('Junco hyemalis'), concretamente 11 individuos migratorios y 21 no migratorios residentes en Virginia (Estados Unidos). Para ello, analizaron los individuos sólo en su primer año de vida con el fin de evitar cualquier diferencia de longitud de los telómeros debido a la edad.
Los investigadores encontraron que las aves que migran tenían telómeros significativamente más cortos que las que se mantuvieron durante todo el año en la misma zona, lo que sugiere que los individuos migratorios fueron envejeciendo a un ritmo más rápido y que el estrés puede acortar su vida.
“Cada vez que nuestras células se dividen se pierde un poco de ADN en los extremos de nuestros cromosomas y los telómeros son simplemente las regiones no codificantes que actúan como ‘tapas de protección’”, explica Bauer, quien añade que la célula muere cuando los telómeros alcanzan un cierto umbral de longitud corta.
Entonces, los investigadores se preguntaron por qué las aves siguen migrando si es tan estresante y concluyeron que el coste de la migración es equilibrado por el impulso reproductivo de anidar en hábitats ricos en recursos.
EN CIUDAD TAMBIÉN SE ENVEJECE ANTES
Este estudio se complementa con otro elaborado por investigadores de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Lund (Suecia), dirigido por el biólogo Pablo Salmón y publicado en la revista ‘The Royal Society Journal Biology Letters’ el pasado mes de junio, que concluye que las ciudades aceleran el envejecimiento de algunas aves por el estrés.
Esta investigación señala que los carboneros comúnes (‘Parus major’) que viven en un entorno urbano tienen más riesgo de morir jóvenes que los pájaros de esta misma especie que habitan fuera de las ciudades debido al estrés ocasionado por la vida en las urbes.
“Aunque hay ventajas de vivir en ciudades, como el acceso a los alimentos, parecen ser compensadas por las desventajas, como el estrés, por lo menos en términos de la rapidez con que envejecen las células de los carboneros comunes”, dice Salmón.
Los investigadores obtuvieron sus conclusiones al estudiar grupos de hermanos de carboneros comunes. La mitad de ellos se criaron en el campo y la otra mitad, en Malmö, una localidad sueca de casi 690.000 habitantes situada al sur del país.
Después de 13 días, tomaron muestras de sangre para medir la longitud de los telómeros de globulos rojos. Los científicos se sorprendieron al ver las grandes diferencias observadas después de menos de dos semanas.
"Estudios anteriores han demostrado que la genética tiene un efecto sobre la longitud de los telómeros en las aves individuales. Lo que estamos mostrando ahora es que crecer en un ambiente estresante tiene incluso un mayor impacto", apunta.

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