Expertos internacionales defienden la importancia de los hallazgos de Ohsumi que le han valido el Nobel de Medicina

Reuters/EP

La autofagia se conoce desde hace más de 50 años, pero su importancia en la fisiología y la medicina no fue reconocida hasta la década de 1990, precisamente gracias a los descubrimiento de Oshumi, quien estudió la función de las proteínas codificadas por los genes clave en la autofagia y delineó cómo las señales de estrés inician la autofagia y el mecanismo por el cual las proteínas y complejos de proteínas promueven distintas etapas de su desarrollo.

El director adjunto del Instituto para la Investigación Médica de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), David Rubinsztein, ha reconocido que Oshumi ha proporcionado a los científicos de todo el mundo "herramientas fundamentales" para entender cómo la alteración de este proceso celular puede influir en numerosas enfermedades, desde el cáncer a trastornos neurodegenerativos como el Parkinson o la enfermedad de Hungtington.

Por su parte, el profesor Chister Hogg, del Instituto Karolinska de Suecia encargado de otorgar dicho galardón, ha reconocido a Reuters que el trabajo ha servido para explicar cómo procesos cruciales en el desarrollo humano, como el crecimiento o el envejecimiento, pueden sucumbir a la enfermedad.

"En las primeras etapas del desarrollo (de un ser humano) sus órganos y todo su cuerpo están creciendo constantemente, y para ello necesitan deshacerse de lo viejo y generar nuevas estructuras", dijo.

Este proceso es igualmente clave en el envejecimiento, ha añadido este experto, de modo que cuando los genes o las proteínas implicadas en la autofagia están afectadas no permiten esa regeneración pueden aparecer diferentes enfermedades.

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