LOS MANDRILES DETECTAN POR EL OLOR CUÁNDO UN PARIENTE ESTÁ ENFERMO

Los mandriles, una especie de primate de la familia ‘Cercopithecidae’ (monos del Viejo Mundo) que habita en las selvas ecuatoriales del oeste de África, reconocen por el olor cuándo sus congéneres están infectados con parásitos intestinales y evitan así contagiarse.
Así se recoge en un estudio elaborado por siete investigadores de Alemania, Francia y Gabón, y publicado en la revista ‘Science Advances’, en el que se destaca que el mandril (‘Mandrillus sphinx’) es capaz de oler a un miembro infectado del grupo, por lo que les acicalan menos que a otros individuos sanos.
Los seres humanos y la mayoría de los primates no humanos son seres sociales que se benefician en muchos aspectos de vivir en una comunidad, pero su cercanía a otros congéneres supone una oportunidad para que patógenos y parásitos infecten nuevos huéspedes, por lo que conviene en esos casos evitar a los individuos enfermos.
Clémence Poirotte, del Centro Alemán de Primates, estudió 25 mandriles salvajes durante dos años y medio en el sur de Gabón. Esos animales se enfrentan a intensas presiones parasitarias y excretan parásitos gastrointestinales en sus heces, por lo que su piel, especialmente en la zona perianal, es altamente infecciosa.
IMPORTANCIA DEL ASEO
El aseo social es muy importante para los miembros de un grupo de mandriles, ya que minimiza los conflictos y aumenta el bienestar de los individuos. Sin embargo, la proximidad física también incrementa el riesgo de transmisión de patógenos.
Los científicos estudiaron la extensión de la infestación de parásitos y las actividades de los mandriles, y encontraron que los animales infectados fueron frecuentemente menos aseados que los individuos sanos, particularmente en las partes del cuerpo con mayor riesgo, es decir, la zona perianal. Tan pronto como los individuos enfermos se recuperaron, volvieron a recibir más aseo social que antes.
“Como una especie que vive en estrecho contacto con sus congéneros, la capacidad de los mandriles para reconocer a los interlocutores sociales seguros y evitar contactos de riesgo muestra una estrategia que minimiza la transmisión de parásitos”, apunta Poirotte.

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