MACHOS DE AVES PEQUEÑAS ACOSAN A OTRAS MÁS GRANDES PARA IMPRESIONAR A LAS HEMBRAS

‘Bombardear en picado’ a un pájaro mucho más grande no sólo es un acto valiente de especies de aves más pequeñas para mantener a raya a lo depredadores, sino que da a los machos la oportunidad de mostrar sus cualidades físicas para impresionar a hembras potenciales con las que aparearse.
Así lo afirman tres investigadores brasileños en un estudio sobre el ‘mobbing’ a aves donde las presas potenciales se aproximan y acosan a los presuntos depredadores, como los búhos. El trabajo, publicado en la revista ‘Behavioral Ecology and Sociobiology’, está liderado por Filipe Cunha, del Departamento de Antropología de la Universidad de Zurich (Suiza).
En las aves, ese acoso incluye llamadas, ataques aéreos e incluso ataques físicos. Durante mucho tiempo se creyó que ese comportamiento sirve principalmente como protección contra los depredadores, ya que la mayoría de estos de alejan en respuesta al ‘mobbing’.
Sin embargo, el nuevo estudio señala que esa conducta tiene como elemento adicional que el acoso podría dar a los machos la oportunidad de mostrar quién tiene las mejores cualidades físicas en un esfuerzo por impresionar a sus posibles compañeras de apareamiento.
Cuhna y sus colegas llegaron a esta conclusión tras analizar cómo reaccionaba una comunidad de aves del sureste de Brasil ante réplicas de dos búhos de similar tamaño: un búho pigmeo que come regularmente pájaros y un búho de madrigera menos amenazante.
Los investigadores midieron el tamaño de la multitud que se acercó, la intensidad con que los individuos participaron en los simulacros de ataques y si las cosas cambiaron si hembras de la misma especie estaban presentes en esos momentos.
SELECCIÓN SEXUAL
Los científicos encontraron 79 especies de aves diferentes acosando a los modelos de búhos, pero en el estudio incluyeron sólo 19 especies sexualmente dimórficas porque en ellas se distinguen fácilmente los machos de las hembras.
En la mayoría de los casos, los acosadores eran machos. El tamaño del grupo no influyó en la intensidad con que los machos participaron en esas actividades antidepredadoras, pero sí la cantidad de hembras de la misma especie que los acosadores que se encontraban en ese momento.
“Las hembras pueden usar estos eventos de ‘mobbing’ para evaluar la calidad de un macho, por ejemplo las habilidades motoras que les permiten escapar de un depredador atacante. Esa característica puede proporcionar pistas sobre lo bien que un macho será capaz de defender un nido o de buscar comida”, apunta Cunha.
Este hallazgo destaca la importancia de la selección sexual y ayuda a comprender mejor la evolución del comportamiento contra los depredadores porque muestra que el acoso no sólo tiene una función de disuasión ante otras aves amenantes.
“Estudios recientes demostraron que el acoso a los depredadores tiene otras funciones sociales importantes, como enseñar a las aves más jóvenes a distinguir los amigos de los enemigos", dice Michael Griesser, coautor del estudio.

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