Con la muerte de Mao, hace 40 años, comenzó carrera contrarreloj para momificarlo

A la muerte de Mao Zedong hace 40 años, la dirigencia china, entre ellos su viuda, decide momificarlo y exponer su cuerpo. Para ello, Xie Piao, responsable de un programa experimental de enfriamiento termoeléctrico, es convocado en mitad de la noche para preservar el cadáver.

"Nadie pensaba en la muerte del presidente Mao" el 9 de septiembre de 1976. "Nada había sido preparado", recuerda Xie, de 75 años, afirmando estar "más bien orgulloso" de participar en este desafío.

Mao quería ser incinerado pero la dirigencia china, entre ellos su implacable viuda Jiang Qing, decidió que el fundador de China comunista fuera embalsamado y expuesto, como el dirigente soviético Lenin y el fundador del partido comunista vietnamita, Ho Chi Minh.

Para su cuerpo se creó un mausoleo en la plaza Tiananmen, en el corazón de Pekín.

Convocado a mitad de la noche, Xie Piao recuerda que vio el cuerpo en un féretro de vidrio y madera al calor de las lámparas del Palacio del Pueblo, sede del parlamento chino.

En esa época, los sistemas chinos de refrigeración no eran muy eficaces. Pero pedir ayuda al rival soviético, o a su vecino vietnamita no estaba en los planes.

"No podíamos congelar el cuerpo. Orden de los médicos. Nuestro objetivo era hacer bajar la temperatura a 4 o 5 grados", explica Xie a la AFP en su primera entrevista concedida a un medio extranjero.

"La tecnología (de enfriamiento) era fiable. Era muy simple", dice. "El miedo llegó después", agrega.

En las horas que siguieron, la temperatura del nitrógeno que rodea el cuerpo es reducida a ocho grados, pero el sucesor de Mao, Hua Guofeng, reprocha a Xie de utilizar un método "experimental", recuerda.

La tensión aumenta todavía más con el desfile, día y noche, de los altos dirigentes que acudían a despedir al fundador de la "nueva China" en 1949.

"Una vez, estaba tan cansado que me dormí en pleno trabajo. No tuvimos tiempo de dormir durante cinco o siete días", dice.

La tensión política en el momento de la muerte de Mao aumenta la presión. Hasta el punto que cuando llegó la viuda de Mao, Xie Piao se esconde detrás de las flores, por miedo a sus ataques de ira, según un relato que publicó por primera vez este año en la prensa china.

Al cabo de ocho días, su misión fue considerada como terminada. Xie dice que no siguió las siguiente etapas del proceso, químico, para embalsamar el cuerpo en formol. Pero considera que no es fiable el relato del exmédico de Mao, Li Zhisui, que dice que vio hincharse la cabeza del exmandatario "como un balón de fútbol".

Las autoridades chinas dieron pocos detalles sobre la conservación del cuerpo de Mao, en la que participaron unas 400 personas, según Xie.

La dirección de la revista Yanhuang, que publicó el relato de Xie, fue destituida poco después, en agosto.

El cuerpo de Mao se encuentra ahora en una pieza oscura. Está vestido de gris y su rostro encerado luce espesos cabellos negros. El viernes, miles de chinos acudieron al lugar para rendirle homenaje en el aniversario de su fallecimiento, día en que no hubo conmemoraciones oficiales.

El Partido Comunista, que dirigió el país hacia el camino de las reformas y de la apertura, reconoció los "errores" del que impulsó la desastrosa política económica del "Gran Salto Adelante" en 1957.

El programa terminó con una hambruna que dejó decenas de millones de muertos, seguido por la violencia totalitaria de la "Revolución Cultural" (1966-1976) que continúa traumatizando a los chinos.

"Aunque haya controversia, pienso que el cuerpo de Mao fue útil durante estos años", estima Xie Piao. Representa un sostén, un punto de referencia para los chinos, asegura, incluso aunque haya vuelto a ver el cuerpo del dictador sólo una vez, en los años 1980, y haya estado "muy ocupado" como para rendirle homenaje la semana pasada, 40 años después de su muerte.

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