Los pacientes terminales sin de red social tienen un 50% más de posibilidades de acabar hospitalizados, según un estudio

EUROPA PRESS

El riesgo de ingresar en un hospital es un 50 por ciento superior para los pacientes terminales que no disponen de red social de apoyo en el domicilio. Y la solución para estos casos no es una mejor dotación de equipos profesionales sanitarios, sino una mayor oferta de servicios sociales que preste ayuda al paciente y a su familia. Así lo revela un estudio realizado por los especialistas en planificación de políticas de cuidados paliativos Emilio Herrera y Silvia Librada, de la Fundación NewHealth, y Tania Pastrana, de la Universidad Técnica de Aquisgrán (Alemania).

El estudio, según un comunicado, concluye que hay una sobrehospitalización no deseada al final de la vida, la cual a menudo ocasiona un volumen de costes desproporcionado con respecto a las necesidades del paciente. "Se está combatiendo con recursos sanitarios problemas de índole social, lo que resulta cada vez más insostenible para el sistema, en un contexto de envejecimiento de la población e incremento de la dependencia y mortalidad como consecuencia de las enfermedades crónicas", ponen de manifiesto los autores, que señalan que "hasta el coste actual de más de 700 euros/estancia/día en un hospital de agudos, hay margen más que suficiente para desarrollar una asistencia integrada en el domicilio con recursos sanitarios y sobre todo sociales".

"El lugar de atención de un paciente depende de tres variables fundamentales: la necesidad de cuidados sanitarios, el nivel de dependencia y la red social de apoyo de la que disponga. Si el problema está en la tercera variable (la escasez de red social) es del todo irracional, además de tremendamente costoso, seguir pretendiendo solventar el asunto con soluciones a la primera de ellas. Es decir y simplificando: la falta de cuidadores personales no se puede pretender suplir a base de médicos especializados", afirman los autores, que consideran necesario apostar por "una refinanciación hacia los servicios sociales para poder conseguir una adecuada y eficiente atención sanitaria".

En concreto, el estudio señala que mientras que la oferta de servicios sanitarios de cuidados paliativos para una población de un millón de habitantes requiere de un coste de unos 2,5 millones anuales, una oferta integrada de servicios sociales y sanitarios exigiría de un presupuesto de 5,5 millones, pero este incremento presupuestario se absorbería rápidamente con la erradicación de los costes hospitalarios innecesarios.

"El paciente en situación terminal y su familia tienen necesidades sanitarias y necesidades sociales y ambas están tan íntimamente relacionadas que influyen las unas en las otras, y cuando alguna de estas perspectivas no está bien atendida influye notablemente en un uso inadecuado de recursos y en un sobrecoste", señalan los autores, que advierten que "no hay aún en España modelos especializados que traten la enfermedad terminal desde una perspectiva social y de acompañamiento", al contrario de lo que ocurre en otros sistemas de salud como el canadiense o el británico, que sí están potenciando la coordinación sociosanitaria en el ámbito de los cuidados paliativos en búsqueda de una atención integral y una eficiencia mayor de las actuaciones.

Según el estudio, experiencias pioneras y aisladas como las desarrolladas en el País Vasco en 2011, para la atención domiciliaria especializada en cuidados paliativos, revelan que la integración de recursos sociosanitarios se traduce en una reducción de las visitas a urgencias, de los ingresos hospitalarios y del tiempo de estancia en el hospital, además de favorecer la intervención comunitaria de los profesionales de atención primaria.

"La integración sociosanitaria al final de la vida refuerza la eficiencia global de ambos subsistemas: el sanitario y el social", subrayan los autores, que advierten no obstante que la evolución de la pirámide de la población hará difícil que la atención de personas al final de la vida pueda ser cubierta plenamente por los servicios públicos, sin la colaboración y el voluntarismo por parte de la sociedad. "El sistema de atención no dará abasto para ofrecer los cuidados necesarios en el próximo mundo envejecido y por ello el verdadero cambio habrá de venir de una comunidad sensibilizada e implicada en el cuidado de sus mayores", apuntan.

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