México apuesta por las parteras para reducir la mortalidad materna

  • A menos de tres años de la fecha límite para cumplir los Objetivos del Milenio, México apuesta por recurrir a una tradición ancestral, la partería, e integrarla en su sistema de salud para lograr reducir la mortalidad materna.

Paula Escalada Medrano

México, 23 may.- A menos de tres años de la fecha límite para cumplir los Objetivos del Milenio, México apuesta por recurrir a una tradición ancestral, la partería, e integrarla en su sistema de salud para lograr reducir la mortalidad materna.

En el año 2000, México se comprometía ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a reducir en tres cuartas partes la mortalidad materna entre 1990 y 2015, y pasar de 89 muertes por cada 1.000 nacimientos hasta 22.

En 2011 hubo un total de 975 defunciones (50 de cada 1.000), según datos de la Secretaría de Salud, por lo que para llegar al objetivo de 417 muertes anuales tiene que darse mucha prisa.

Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el riesgo de mortalidad materna es hasta seis veces superior en un parto por cesárea que en parto vaginal, y estos últimos son mucho más frecuentes cuando las madres son atendidas por parteras.

"El modelo de partería tiene buenos resultados por la forma en que se atiende a las mujeres, con una atención integrada, de continuidad; si una mujer no va a una consulta, se le hace una visita domiciliaria", dijo a Efe Maricruz Coronado, coordinadora de un programa gubernamental que busca integrar a las parteras profesionales en el sistema de salud.

Coronado estudió partería en el único centro de enseñanza oficial de México, que también llegó a dirigir: la escuela de la ONG Casa, ubicada en la localidad de San Miguel de Allende, Guanajuato.

Este centro de estudios y su hospital contiguo fue fundado en los noventa, pero no se convirtió en oficial hasta el pasado año, cuando el Gobierno decidió que sus estudiantes obtendrían el título de "partera profesional nivel técnico". En los planes de Casa está abrir otra escuela en el estado de Chiapas.

Son tres años de estudios para adquirir los conocimientos que permitan dar seguimiento a un embarazo y, en el caso de que transcurra con normalidad, ayudar a las mujeres a traer a sus bebés al mundo.

"Una vez se atiende el parto", hay mucho interés para detectar problemas en el posparto. "El hecho de conocer a la mujer en todo el ciclo reproductivo da mayor ventaja para que no mueran", explicó Coronado.

La tasa de cesárea del hospital de Casa no supera el 13 %, mientras que en los hospitales generales sobrepasa el 30%.

A través de ejercicios, posturas y masajes especiales, las parteras logran evitar las cesáreas, que para muchos cirujanos es la opción más sencilla cuando ven que el feto no viene en la posición correcta, pero es la más agresiva para la madre.

Actualmente, el Gobierno mexicano cuenta con 30 parteras trabajando en ocho estados, Guerrero, Chiapas, Oaxaca, Veracruz, San Luis Potosí, Puebla y el Distrito Federal, donde se registran los mayores índices de mortalidad materna.

Solo en Guerrero trabajan diez de ellas, todas provenientes de la escuela de Casa, más tres en prácticas de la misma institución, ya que tras acabar los estudios las alumnas tienen que hacer un año de servicio social.

Es tanto el impacto positivo que las parteras han tenido que el Gobierno de este estado ha decidido apostar fuerte y abrir en agosto próximo su propia escuela, donde se espera ingresen 30 jóvenes.

"Tendría el objetivo de atender a poblaciones que por razones geográficas no tienen accesibilidad fácil a los sistemas convencionales de salud", explicó a Efe el doctor Jhony Alberto de la Cruz, subdirector de enseñanza e investigación de la Secretaría de Salud de Guerrero.

De hecho, la escuela se abrirá en Tlapa, ciudad ubicada en la sierra guerrerense y que está enfocada a mujeres jóvenes de localidades cercanas que recibirán una beca para poder estudiar.

El trabajo de Coronado como coordinadora es viajar a estados como Guerrero para promocionar el modelo de integración de las parteras, que no siempre es fácil.

"Lo difícil es hacer que las parteras se adapten al sistema de salud y que los médicos o el personal las acepten. Los médicos no conocen el programa y toda su vida han aprendido de una manera y no aceptan que una partera con un nivel más bajo venga a decirles que las cosas se hacen diferentes", indicó.

Roces aparte, el hecho es que -según estudios del Instituto Nacional de Salud Pública y el Instituto Nacional de las Mujeres- las parteras y enfermeras obstetras "son proveedores de servicios obstétricos de igual o mejor calidad que los médicos generales".

Mostrar comentarios