Arranca la etapa de 'los 175': los presos quieren libertad y Vox jura por España

El presidente en funciones, Pedro Sánchez, vota en el Congreso
El presidente en funciones, Pedro Sánchez, vota en el Congreso
EFE

El saludo de Pedro Sánchez con Oriol Junqueras mientras Santiago Abascal, a escasos centímetros, miraba hacia otro lado, o la utilización de teléfonos móviles por parte de los presos independentistas han sido dos de las notas de color de una sesión constitutiva del Congreso que ha dejado claras algunas pistas de cómo será la legislatura y de lo complicado que se presentará para el Gobierno socialista sacar adelante algunas votaciones en la cámara baja. Arranca la etapa 'de los 175', que es la cifra de parlamentarios que suman PSOE, Unidas Podemos, PNV, CC, Compromís y PRC. Ellos son los únicos que no han trazado líneas rojas a Pedro Sánchez.

Esos 175 apoyos son los que consiguió Meritxell Batet para convertirse en la primera presidenta socialista desde la Transición. Y es la cifra que va a perseguir al Gobierno durante los próximos cuatro años. El objetivo es superarla para sumar mayoría absoluta, para lo que el sanchismo tendrá que buscar más apoyos si quiere continuar convalidando sus llamados 'viernes sociales'. La oposición que va a tener en este periodo de sesión está clara y ha quedado visibilizada en el nuevo hemiciclo.

El PSOE va a tener enfrente desde el principio a PP, Cs y Vox. También a los dos diputados de Navarra Suma. Y ahora acumula un enemigo más radicalizado que en la pasada legislatura: los independentistas catalanes y vascos. ERC, JxCAT y EH Bildu amenazan con un época complicada para los socialistas ya que la suma es la que es y el futuro Ejecutivo va a tener que emplearse a fondo para cambiar la situación. Ese diputado de Coalición por Melilla que en la noche electoral sí salía para el partido de la ciudad autónoma hubiera sido clave. Finalmente ese escaño se fue al PP.

El nuevo Gobierno sí podrá sacar adelante los Presupuestos, ya que la ley más importante del periodo de sesiones tiene su propio funcionamiento y podrá pasar el trámite parlamentario tras un triple empate a 175. Es la carambola que, de hecho, favoreció a Cristóbal Montoro en la aprobación de los últimos PGE. Pero si el futuro Ejecutivo quiere derogar la reforma laboral, aprobar nuevos impuestos o sacar adelante otras leyes deberá emplearse a fondo con independentistas catalanes y vascos.

Han sido casi cuatro horas y media de sesión que han dejado también el primer encontronazo entre Meritxell Batet y Albert Rivera. Ante las proclamas de los independentistas durante el acatamiento de la Constitución, el presidente de Ciudadanos ha pedido insistentemente a la nueva presidenta del Congreso la aplicación del artículo 72 del reglamento de la cámara por una cuestión de orden. Batet se lo ha negado afirmando que no iba a interrumpir la constitución de las cortes en ningún momento.

Más tarde Rivera ha pedido la palabra para decir que en este país no hay presos políticos y para lanzar el mensaje a los independentistas de que no van a ganar. La nueva presidenta ha afirmado que "no se ha mermado la esencia del acatamiento, que es el compromiso de respeto a la Constitución". Todo empieza, en definitiva, muy embarrado y con un ambiente de tensión evidente y que podría ser aún mayor sin los presos independentistas quedan suspendidos por la nueva Mesa de la cámara, como parece indicar que va a suceder en cuestión de días.

Más allá de los aplausos, gritos, golpes en los escaños y demás escenas polémicas (los independentistas han pedido libertad y Vox ha jurado "por España"), el nuevo Congreso del pentapartidismo arranca con dos bloques antagónicos unidos entre sí y con un ambiente en el que ha predominado la bronca. Independentistas, PP, Cs y Vox votando de forma unitaria en contra de un PSOE que, de momento, solo cuenta con un socio estable, Unidas Podemos. En Moncloa ya están estudiando como rentabilizar políticamente esa pinza con la que se han encontrado.

La doble conversación de Junqueras con Sánchez 

La polémica no acaba ahí. Sánchez y Junqueras se han saludado en dos ocasiones aprovechando la presencia del exvicepresidente de la Generalitat en las proximidades de su escaño. El jefe del Ejecutivo en funciones estaba hablando por teléfono cuando Junqueras ha aparecido a su lado. Acudía a felicitar a Meritxell Batet. "¿Cómo estás?", le ha preguntado el líder de los socialistas. El dirigente en prisión le ha respondido: "Tenemos que hablar", según confirman a La Información fuentes de ERC. Ha sido una sesión en la que Junqueras ha podido hablar con medio Gobierno: Josep Borrell, Dolores Delgado, María Jesús Montero, José Luis Ábalos, Isabel Celáa, Magdalena Valerio... 

Los reclusos independentistas también han podido utilizar teléfonos móviles y poder intercambiar llamadas y mensajes con sus familiares, que han seguido la sesión desde la tribuna de invitados. Todo un espectáculo, en definitiva, que anticipa una legislatura de lo más movido.

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