Aniversario de su muerte

Los 15 días en los que se perdió la dinastía Flores: hace 25 años murió 'La Faraona'

Lola Flores
Lola Flores
L.I.

"No canta ni baila, pero no se la pierdan". Un día de 1979, el New York Times aparcó las informaciones sobre la presidencia Carter para dedicar ese titular a Lola Flores. 'La Faraona' hizo historia con arte y con carisma y, poco a poco, esa historia fue convirtiéndose en leyenda como siempre pasa con las figuras de talla mundial. Y ella lo era. ¿Cómo si no iba el New York Times a dedicarle semejante titular? Hoy se cumplen 25 años de su muerte y prácticamente los mismos de la de su hijo, Antonio Flores, que falleció apenas días después de que lo hiciera su madre. Si ella fue una figura –la definición más paradigmática de una 'estrella'–, el hijo fue la sensibilidad encarnada en músico y, según los expertos, un compositor brillante y certero como pocos. En 15 días se perdió la dinastía Flores. 

Como pasa con todos los mitos –y así debe ser–, la historia se mezcla con la leyenda hasta el punto de que muchas veces es imposible distinguir la una de la otra. Ni falta que hace. Y es que quien conoce la figura de Lola Flores sabe que es verosímil pensar "aprendió a caminar bailando", como ella misma explicaba; que llenaba camiones enteros de juguetes para repartirlos entre los niños de los barrios más humildes; o que no era extraño verla agacharse para dar 5.000 pesetas a un vagabundo que le alargaba la mano pidiendo limosna. En su casa, Flores tenía siempre la mesa llena de invitados. Entre risas, solía comentar que "parece que todos los días sean mi cumpleaños". 

La Faraona trascendió con su fuerza y su carácter las tarimas, escenarios y teatros. Nada la intimidaba: ni tan solo Gary Cooper, de quien cuentan se quedó prendado de ella, o el magnate Aristóteles Onassis, que trató de atraerla con su dinero, a lo que Lola respondió: "No necesito el dinero de ningún hombre por muy Onassis que sea". Así fue ella, genio y figura que terminó por enamorarse del cantante y guitarrista Antonio González, 'El Pescailla', con el que tuvo tres hijos: Lolita, Rosario y Antonio.

Antonio no pudo soportar la muerte de su madre

Como no podría haber sido de otro modo, los tres retoños del matrimonio salieron artistas. Sin embargo, la vida del que más sensibilidad tenía para crear música acabó demasiado pronto: exactamente 14 días después de que muriera su madre, que no pudo finalmente superar un cáncer de mama contra el que luchó durante dos décadas. Autor de recordadas piezas como 'No dudaría' o 'Siete vidas', falleció en la cabaña de la finca 'El Lerele' de Alcobendas (Madrid) víctima de una sobredosis de barbitúricos y alcohol. De sobras conocida es la relación de absoluta admiración y cariño que mantenía con su madre, que incluso le impidió asistir a su entierro dos semanas antes de su muerte. 

Las otras dos hijas del matrimonio, Lolita y Rosario, continúan en activo. La primera ha ido alternando el mundo de la música con la interpretación y en los últimos tiempos se ha consagrado al teatro. La segunda, por su parte, se dedica en cuerpo y alma a la música. Los nietos de La Faraona también hacen carrera en el mundo del espectáculo. Elena Furiase, hija de Lolita, se fragua una cada vez más dilatada carrera como actriz y su hermano, Guillermo Furiase, es cantante y músico. De él se dice que es el verdadero heredero de Antonio Flores. Lola Orellana, nieta también de Lola Flores, pero, en este caso, hija de Rosario, estudia interpretación y trabaja como modelo. 

Toda una 'influencer' adelantada a su tiempo

Lola Flores es todo un icono pop para las nuevas generaciones. Atrevida y valiente en el vestir, creó tendencias con sus escotes y volantes, sus accesorios dorados, su piel morena y el rabillo marcado, se puede decir que fue una 'influencer' antes de que se inventara el término. "Lola Flores ha sido innovadora, valiente y rompedora en el vestir", ha explicado a Efe la diseñadora Juana Martín, quien recuerda verla con fabulosos vestidos de Balenciaga y Pedro Rodríguez.

"Cómo me las maravillaría yo", cantaba esta gitanilla, de cuerpo cimbreante, melena negra, vivaracha, de mirada hipnótica y cejas marcadas que "vivía a la vanguardia de la moda, era una mujer de arrojo y temperamento, imponía con cuando clavaba sus ojos", añade la diseñadora cordobesa. "El estilo de Lola Flores es único, creó tendencias con sus excesos y sobre todo puso de moda el folclore español y la cultura gitana", asegura el diseñador Leandro Cano, quien se inspiró en esta y otras folclóricas para crear su última colección, "A tu vera", presentada en la última edición de la semana de moda de París.

El mantón de manila, la peineta, el abanico, los bucles y ese arrebato que le salía de las entrañas fueron sus mejores armas en el escenario junto con la bata de cola, su prenda fetiche, con la que se convertía en un torbellino sobre el tablao. "Mi bata de cola no me la quita nadie, moriré con ella puesta, en el escenario espero que no, haré todo lo posible para que así sea. Pero en la caja igual pido que me la metan", dijo en un entrevista la cantante de "Ay pena, penita, pena".

Las flores han formado parte de su universo estilístico. La cantante fuera de los escenario adquiría una imagen más moderna, se anticipaba a las tendencias, se aferraba a los escotes y las transparencias, mostraba piel con autoridad, nada se la ponía por delante. La artista lucía vestidos minifalderos de colores luminosos y potentes, monos con estampados geométricos, botas altas, prendas ceñidas y tacones altos que te proporcionaran un porte elegante.

Consciente de que su estilo, en ocasiones recargado, levantaba suspiros y pasiones, montó su propia boutique en el centro de Madrid. Entendió, como pocas, cómo convertirse en un icono inmortal. También desarrollo el gusto los "las joyas y el oro", explica Leandro Cano, quien trae a la memoria la mítica frase "perdón, pero se me ha caído un pendiente en oro. Bueno, ustedes me lo vais a devolver porque mi trabajito me costó. Muchas gracias de todo corazón, pero el pendiente, Íñigo, no lo quiero perder, eh, por favor".

La dinastía Flores murió entre el 16 y el 30 de mayo de 1995, pero no lo hizo del todo. Primero, porque Lolita, Rosario y su descendencia se encargan de mantenerla viva y segundo porque los mitos no mueren y la figura de Lola Flores se perpetuará como uno de los más grandes mitos flamencos de toda la historia... y eso que "ni bailaba ni cantaba". 

Mostrar comentarios