La cinta, basada en la novela 'Voir du pays', de Delphine Coulin, narra la historia de un grupo de soldados franceses que de vuelta a casa desde Afganistán hacen una "escala de decomprensión" en Chipre: tres días en un complejo turístico donde serán sometidos a sesiones de terapia. Allí, las dos protagonistas, Aurora y Marine, dos de las tres únicas mujeres en la patrulla, se enfrentan a la ira, el trauma y el sexismo del ejército mientras se esfuerzan por reajustarse a la "vida normal".
En una entrevista con Europa Press, ambas han explicado que "las guerras que se hacen pensando que no van a tener consecuencias en la vida de cada uno" y que al final acaban demostrando que "cuando uno ejerce violencia o es testigo de ella, esa violencia no desaparece y vuelve a emerger de una forma o de otra", y en este caso, se acaba volviendo contra las dos protagonistas mujeres.
"En la película partimos de una situación en la que los hombres y mujeres son iguales, tienen el mismo uniforme y la misma función. Sin embargo, cuanto más se acercan a la vida civil, más emerge el machismo que está presente en la sociedad de todas formas", relatan para explicar que se muestra como los soldados, cuando vuelven a ser hombres fuera del ámbito militar, no pueden impedir contener el machismo.
"El medio militar es el medio masculino por excelencia, donde la virilidad es la cualidad más importante, el machismo se ve más, pero nuestro objetivo era hablar del machismo en general mucho más allá de lo militar y mostrar los personajes de mujeres poderosas que saben encontrar su lugar en la vida y su libertad", señalan.
IMÁGENES QUE PUEDEN BLOQUEAR UNA VIDA
En cuanto al tema militar, Coulin explica que centros como el de la película existen en la realidad y que cuando supo de su existencia pensó que "daba mucho juego novelísticamente". Así, explica que tuvo que hacer un "gran trabajo de documentación" y entrevistar a militares de todo rango y reporteros de guerra.
En este contexto, precisa que el filme no contiene imágenes del campo de batalla "con sangre", sino que se habla más de la posguerra y de las imágenes y recuerdos traumáticos que pueden impedir la vivir la vida de forma normal. "Como cineastas nos interesaba mostrar como una imagen puede bloquear una vida", apunta.
"Evidentemente no se puede participar en las sesiones psicológicas, pero algunos de los soldados nos contaron cómo funcionaban y como utilizaban herramientas militares virtuales para mostrar imágenes de la guerra. Nosotras conocíamos estas imágenes desde un punto de vista cinematográfico y decidimos utilizarlas para mostrar las escenas de guerra de forma nueva e inédita", señala.
Asimismo, explica que lo más complicado a la hora de rodar fue conseguir que los actores mostrasen las emociones requeridas. Por ello, trabajaron con imágenes de realidad virtual sobre la guerra "muy sorprendentes" para que los actores tuvieran el conocimiento y la visión de los soldados traumatizados y de lo que "tienen que soportar cuando vuelven a casa".
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