El Museo de Arte Moderno de San Francisco quiere entrar en las grandes ligas del arte moderno

Una arquitectura renovada, una superficie de exposición triplicada y no pocas donaciones de nuevas obras: con su nuevo museo renovado, San Francisco pretende jugar en las grandes ligas del arte moderno, como París, Londres o Nueva York.

Luego de tres años de obras y una inversión de 305 millones de dólares, el Museo de Arte Moderno de San Francisco (SFMOMA) reabre sus puertas el 14 de mayo con una remodelación que corrió a cargo de la firma de arquitectos noruega Snohetta, que tiene en su haber la ópera de Oslo y la nueva biblioteca de Alejandría.

El edificio de ladrillos que acogía el museo desde 1995 en el barrio de SoMa, en el centro de San Francisco, está de ahora en adelante ligado a un inmenso "anexo" de 10 pisos, con una fachada blanca de relieves, hecha de más de 700 paneles de polímeros de fibra de vidrio y que parece tener vida cada vez que la luz incide en ella.

La firma noruega afirmó que la fachada intenta representar las olas de la bahía de San Francisco y su bruma.

En los pisos de exposición, las terrazas a veces animadas con esculturas permiten al visitante tomar el aire o admirar la vista. Al nivel de la calle, las grandes ventanas de vidrio invitan a contemplar la imponente estructura de acero de 213 toneladas llamada "Secuencia", de Richard Serra, o el "Sin título", el móvil blanco de 8 metros de ancho del artista Alexander Calder, que cuelga del atrio, sobre la gran escalera central.

"El material por excelencia de este edificio, es el vidrio", dijo Neal Benezra, director del museo. "Quiere decir que queremos que nos visiten, que somos transparentes y que el acceso es gratuito en la planta baja", agregó.

La voluntad de integrarse al entorno no es casual. Cuando el SFMOMA llegó al SoMa en los años 90, se trataba aún de un barrio popular y deteriorado. Hoy, es un símbolo de la gentrificación y de las desigualdades producidas por el boom tecnológico, con decenas de 'startups' que hacen subir los alquileres y dejaron ya a muchos en la calle.

El SFMOMA se establece así como el más grande espacio de exposición de arte moderno de Estados Unidos, con casi 16.000 metros cuadrados de galerías y una importante colección de artistas como el pintor y escultor abstracto Ellsworth Kelly, sobre el cual el museo se precia de ser una autoridad a nivel mundial. Su recién abierto Centro Pritzker de fotografía, que ocupa un piso casi entero, es también presentado como el más grande del país.

Pero la superficie busca sobre todo acoger la enorme colección privada de Doris y Donald Fischer, los fundadores de la cadena de ropa Gap.

Su hijo Robert lo describe como "un hobby que se volvió obsesión", y que se basaba en dos reglas bastante simples: "a ambos debía gustarle la obra, y tener cómo comprarla". Aquello condujo a los esposos Fischer a acumular 1.100 obras de 185 artistas, en principio discretamente en los años 70, y luego en dos galerías en la sede de Gap en San Francisco.

Tras contemplar la construcción de un museo privado, los Fischer decidieron en 2009 confiar su colección en un depósito de 100 años al SFMOMA.

El museo expone una parte de este en varios pisos para la reapertura, con exposiciones temáticas consagradas sobre todo a artistas del movimiento pop como Andy Warhol o Roy Lichtenstein, o a aquellos que emergieron en los años 60 en la Alemania de posguerra como Anselm Kiefer o Gerhard Richter.

Para el hijo de los Fischer, es justamente un cuadro de Richter, "Zwei Kerzen" (dos velas), el que mejor simboliza el amor de sus padres por el arte. "La obra estaba casi siempre colgada sobre la chimenea en nuestra casa en San Francisco", pero cada verano "la traían con ellos", explicó Fischer, que recuerda a su padre "descolgándola del muro, envolviéndola en una cobija y poniéndola detrás en el carro", para luego volver a colgarla encima de la televisión de la residencia veraniega.

Además de la colección de los Fischer, el museo enriqueció sus reservas gracias a una campaña dirigida a convencer a coleccionistas ricos de donar obras. Más de 3.000 piezas fueron prometidas, incluyendo cuadros de Francis Bacon, Alberto Giacometti, Yves Klein o Jackson Pollock. De ellas, 600 serán presentadas en la reapertura.

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