Nueva York, última inspiración del pintor alemán Max Beckmann, le rinde homenaje

El pintor alemán Max Beckmann vivió los últimos meses de su vida en Nueva York, donde pintó impulsado por una inspiración nueva que ahora celebra el Metropolitan Museum of Art en una exposición temporal.

La exhibición, que se inaugura el miércoles en el Met y se extenderá hasta el 20 de febrero de 2017, reúne 14 de sus trabajos neoyorquinos, así como 25 obras que datan de entre 1920 y 1948 y procedentes de colecciones neoyorquinas.

Beckmann (1884-1950) tenía 65 años cuando se instaló definitivamente en la capital artística de Estados Unidos, en septiembre de 1949.

Pero durante los seis meses que residió en Nueva York, se sintió animado por una poderosa energía creativa, alimentada por la ebullición de esta ciudad que le fascinaba, un "Berlín preguerra multiplicado por cien".

La muerte lo encontró precisamente mientras se dirigía al Met para ver una de sus últimas obras, "Autorretrato con chaqueta azul", el 27 de diciembre de 1950: sufrió un ataque cardíaco a pocos metros del Central Park.

Para Beckmann, instalarse en Estados Unidos --al principio en San Luis (Misuri) en 1948 y después en Nueva York-- marcó el final de su exilio, que le obligó a huir en 1937 del régimen nazi tras haber sido incluido en la lista de artistas "degenerados".

El pintor alemán, conocido por sus personajes con proporciones extrañas y sus saturadas composiciones, era reconocido en Nueva York más de dos décadas antes de mudarse allí.

Dos marchantes de arte de origen berlinés, J.B. Neumann y Curt Valentin, colocaron entre coleccionistas locales algunas de sus obras en la década de 1920.

Este nuevo comienzo en Estados Unidos generó una pintura de colores más vivos, como en el "Autorretrato con chaqueta azul" de un azul eléctrico y una camisa de un naranja brillante.

En el mismo lienzo, por primera vez Beckmann aparece en una pose distendida, a diferencia de sus otros autorretratos, en los que se plasmó sistemáticamente en una actitud formal y seria.

Pero la oscuridad siguió omnipresente, como en "The City", donde Nueva York es una mujer joven desnuda y atada, una alegoría de la pureza sometida a la fuerza bruta, el materialismo y el vicio.

"Nueva York es una ciudad realmente grandiosa", escribió Beckmann, "pero huele a grasa quemada, exactamente como la carne de los asesinados por los salvajes".

Mostrar comentarios