Una ópera ambientada en la Argentina de los años 1950, adaptación de la mordaz tragicomedia de Copi "La sombra de Wenceslao" se presentará a partir de octubre en varios teatros de Francia antes viajar a América Latina.
"Es una obra a la vez feroz y muy divertida", dijo el director argentino Jorge Lavelli en una presentación a la prensa junto a su compatriota compositor Martín Matalón.
Once teatros de Francia, Chile y Argentina sumaron fuerzas para la creación de esta ópera cuyo estreno mundial está previsto el 12 de octubre en la Ópera de Rennes (oeste).
"L'ombre de Venceslao" --la W inicial curiosamente se convierte en V en la adaptación al francés-- se presentará luego en los teatros líricos de Aviñón y Clermont-Ferrand (marzo 2017), Toulouse (abril), Marsella (noviembre), Montpellier (enero de 2018), Reims (febrero), Toulón (marzo de 2018) y en fechas posteriores a confirmar en Bordeaux (suroeste de Francia), el Teatro Municipal de Santiago y el Teatro Colón de Buenos Aires.
A través de ese ambicioso despliegue, "la coproducción tiene por finalidad permitir a jóvenes cantantes llegar al público numeroso de importantes teatros", dijo Raymond Duffaut, presidente del Centro Francés de Promoción de la Lírica, que supervisa el proyecto.
Cinco cantantes, tres actores y un bailarín actúan en esta ópera con aportes de tango, jazz, foxtrot, salsa y citas musicales varias que enriquecen el frondoso universo de Copi y su visión corrosiva de la realidad argentina del siglo XX, en la que coexisten humor y tragedia.
Thibaut Desplantes (Venceslao), Estelle Poscio (China), Sarah Laulan (Mechita), Ziad Nehme (Rogelio) y Mathieu Gardon (Largui) integran el elenco.
La obra cuenta una historia de familia, instalada en el pueblo imaginario de Diamante, en plena Mesopotamia argentina, de cuya dura realidad aspira a evadirse.
"Cada personaje es muy interesante", dijo Lavelli, de 84 años, instalado en París donde a partir de los años 1960 renovó la dirección teatral e introdujo a Copi. "Son personajes pirandellianos, que tienen un lado oculto exactamente contrario a lo que aparentan".
En su escapismo, algunos personajes viajan al norte a las cataratas de Iguazú y otros como China --que se la pasa tomando clases de baile, es fanática del tango y admira a la cantante Tita Merello-- a Buenos Aires.
Como buena parte del teatro de Copi, esta recreación de la atmósfera argentina evita el naturalismo y su versión operática incluye arias, duos, trios y conjuntos.
Martín Matalón, de 57 años, ganador en 2005 del premio de la Fundación Simon Guggenheim de Nueva York dijo que a la hora de componer la música de esta ópera de más de una hora y media se propuso lograr un efecto de "renovación permanente", recurriendo al canto "pero no todo el tiempo para no banalizarlo".
Recitativos libres intercalados y la música de un cuarteto de bandoneón --incluyendo un intermedio de varios minutos en el que los cuatro instrumentistas están solos en escena-- se completan con sorpresivos efectos de sala a lo largo de 34 cuadros unidos con transiciones que hacen fluir este viaje de Copi y sus aspectos oníricos.
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