La gala de los Oscar 2017 ha sido mucho mejor acogida que sus predecesoras en cuanto a la realización, con un comienzo fulgurante a cargo de Justin Timberlake, que puso a todo el mundo a bailar.
Pese a los incidentes en el in memoriam y en la entrega del premio a la mejor película, detalles como los números musicales de John Legend, la lluvia de gominolas o los pullazos de Jimmy Kimmel se han ganado elogios, y, en general, nos han hecho olvidar el estilo entrañable pero blandito de Ellen DeGeneres y fiascos como los de Neil Patrick Harris o James Franco y Anne Hathaway.
Pese a ello, informa Variety, el show sigue enfrentándose al desinterés creciente del público, reflejado en el descenso de su audiencia televisiva.
Según la agencia estadística Nielsen, la gala de 2017 ha obtenido un share del 36% en EE UU, y una puntuación del 12.7 en el sector de espectadores de entre 18 y 49 años. El año pasado, el share de la gala fue el mismo, pero su puntuación en el índice de audiencia llegó al 36, mientras que en 2015 se llegó al 25 y, en 2014, al récord de 27,9.
En cuanto al número de espectadores, los Oscar de 2016 atrajeron 34,3 millones, y los de 2015, 37,3 millones, mientras que hace tres años se llegó a los 43,7 millones. El contingente de personas que siguió los premios de este año aún no se ha hecho público.
Aun así, la Academia puede respirar tranquila: si bien resultan un descenso con respecto a los años anteriores, estas cifras aún no se acercan al máximo bajón de la gala. Hablamos de la ceremonia de 2008, presentada por Jon Stewart, que sólo fue seguida por 32 millones de espectadores.
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