París expone la obra de Joaquín Sorolla, el maestro español de la luz

Niños jugando en la playa, pescadores volviendo de faenar, mujeres con vaporosos vestidos blancos... El museo de Impresionismos de Giverny, en las afueras de París, expone los paisajes mediterráneos y los retratos intimistas del maestro español de la luz Joaquín Sorolla.

La muestra "Sorolla, un pintor español en París" reúne unas cien obras, entre pinturas y bocetos, del artista valenciano (1863-1923), el pintor español más reconocido internacionalmente en su época, y muestra sus vínculos con la capital francesa y cómo su paso por la Ciudad de la Luz lo catapultó a nivel internacional.

"Esta exposición pretende contar la historia de cómo Sorolla se convierte en un gran pintor internacional", comenta María López, historiadora y comisaria de la exposición, junto con Blanca Pons-Sorolla, bisnieta del artista y responsable del catálogo razonado de su obra.

Todas las obras que se presentan son las que "previamente Sorolla seleccionó para sus exposiciones extranjeras (...) las que él mismo decidió que tenían que hablar de él en el extranjero y en los principales escenarios internacionales", destaca la historiadora.

Sorolla visitó París por primera vez en 1885, donde se impregnó de las nuevas tendencias pictóricas y admiró la pintura naturalista. Empezó entonces a pintar al aire libre y a experimentar con los efectos de la luz, tan apreciados por los impresionistas de la época.

En 1893, figuró por primera vez en el catálogo del Salón de París y, desde entonces y hasta 1909, participó casi de forma ininterrumpida en este prestigioso certamen, donde fue recompensado en múltiples ocasiones.

Entre las obras expuestas en Giverny figuran el impresionante "Retorno de la pesca, remolcando la barca", un cuadro de gran formato presentado en el Salón de París en 1895, que acabó siendo adquirido por el Estado francés por 6.000 francos.

Dos años después, Sorolla envió a París "Cosiendo la vela", una estampa popular de una luminosidad excepcional y estudiada composición donde se ve a unas mujeres cosiendo una vela blanca. El mismo artista confesó a un amigo que se trataba de una obra "muy arriesgada" pero que si funcionaba lo coronaría, explica María López.

En junio de 1906, Sorolla presentó su primera exposición individual en París, en la galería de Georges Petit, uno de los principales promotores de los impresionistas. La muestra, donde presentó unas 450 obras, fue todo un éxito, de público y de crítica, y afianzó la reputación internacional del artista.

Entre las obras que presentó en aquella crucial exposición, expuestas ahora en Giverny, destacan "El bote blanco" y "Nadadores". En estos lienzos, donde varios niños se divierten en el agua, el artista valenciano experimenta con nuevas perspectivas y domina el arte de los reflejos de la luz en el agua.

Gracias a estos certámenes, Sorolla "va alcanzando el éxito y forjando su estilo, reivindicando su propia personalidad", ahonda la historiadora.

"Sorolla, un pintor español en París", que podrá visitarse hasta el 6 de noviembre, es una colaboración entre la Kunsthalle de Múnich, donde más de 175.000 personas visitaron la exposición que terminó a principios de julio, el museo de Impresionismos de Giverny y el museo Sorolla de Madrid, a donde la muestra viajará después de su paso por Francia.

Muchas de las piezas de la exhibición provienen del museo Sorolla pero también de importantes instituciones como el Metropolitan de Nueva York, el museo Orsay de París o el museo nacional de Bellas Artes de La Habana.

Situado en la localidad de Giverny, a unos 70 km al oeste de París, el museo de Impresionismos se encuentra muy cerca de la casa-museo del genio francés del impresionismo Claude Monet (1840 - 1926). En esta casa con su célebre jardín, donde acuden cada año riadas de turistas de todo el mundo, Monet vivió más de 40 años y pintó algunas de sus obras más famosas, como su serie de "Los nenúfares".

Mostrar comentarios