Rio prepara un gran carnaval para despedir a sus Juegos antes de volver a la realidad

Con el éxtasis del oro de Brasil en fútbol todavía entre sus muros, el mundo volverá a mirar este domingo al Maracaná, donde Rio se despedirá de sus Juegos con una gran fiesta de carnaval, antes de que su compleja realidad le despierte el lunes de su sueño olímpico.

Aunque en menor proporción y duración que en la apertura, los organizadores pretenden llenar otra vez de música el templo del fútbol a partir de las 20H00 locales (23H00 GMT). Pero lejos del planteamiento conceptual de la inauguración, ahora quieren meter en el estadio a las calles de Rio y sus sonidos, la esencia de esta ciudad multicolor.

De ello se ocuparán, entre otros, el tradicional Cordao da Bola Preta, la mayor fiesta callejera del carnaval carioca, o la diva de la samba Roberta Sá, quienes envueltos por los tambores de las baterías y el brillo de las pasistas mostrarán cómo Rio se convierte en la ciudad más alegre del mundo una vez al año.

Descarte de última hora de la ceremonia de apertura, donde el exmaratonista Vanderlei Cordeiro de Lima encendió el pebetero, todo apuntaba a que Pelé podría ser la gran sorpresa de la clausura de los primeros Juegos que organizó Sudamérica.

Pero tras un tuit en el que afirmó estar preparándose para ello, los organizadores desmintieron estar en contacto con quien fuera elegido por el COI como el mejor atleta del siglo XX.

Ahora que la casi totalidad de las medallas de oro ya tienen dueño y las leyendas comienzan a marcharse a sus reinos coronados, el gigante sudamericano se despertará del sueño de unos Juegos que acabaron venciendo a los malos augurios cuando miren al palco de autoridades.

Allí no estará el presidente interino, Michel Temer, quien estará representado por el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, evitando así los abucheos de la apertura, donde su actuación fue especialmente breve.

Sin apenas descanso, un Brasil sacudido desde hace meses por la crisis económica y política vivirá unos días históricos a partir del jueves, cuando el Senado abra la sesión para decidir si destituye definitivamente a la presidenta Dilma Rousseff por presunto maquillaje de las cuentas públicas.

La mandataria, que afirma ser víctima de un "golpe" orquestado por el propio Temer -su vicepresidente durante cinco años- y la oposición, tampoco estuvo en la apertura por considerar que había sido relegada a un segundo plano que no le correspondía.

El delicado momento político por el que atraviesa el quinto país más poblado del mundo parece haber enfriado a la mayoría de jefes de Estado y de gobierno, que han preferido delegar su presencia en representantes de menor rango.

Además de los presidentes de Bulgaria y Finlandia o los reyes de Suecia, quién sí estará es el primer ministro japonés, Shinzo Abe, que presenciará cómo su país recoge el testigo de los Juegos antes de que comiencen su viaje hacia Tokio.

Los futuros anfitriones tendrán unos minutos para mostrar a la familia olímpica lo que le espera en 2020, donde aprovecharán también para agradecerle al mundo su apoyo tras el destructor tsunami de hace cinco años.

Con los atletas en la pista, se presentará a los nuevos deportistas que entrarán a formar parte del COI, entre los que destaca la 'zarina' de la pértiga Yelena Isinbayeva, quien se quedó a las puertas de cerrar su brillante carrera en Rio debido a la suspensión del atletismo ruso por el gigantesco escándalo de dopaje.

El encargado de clausurar los Juegos será, sin embargo, el propio presidente del COI, Thomas Bach, antes de que se apaguen las llamas que arden desde el 5 de agosto tanto en el Maracaná como en el centro de la ciudad.

Y con ellas, se extinguirá también el viaje olímpico por el que aguardó Sudamérica 120 años.

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