En este filme, un enigmático hombre de negocios se pone en contacto con Duval (Cluzet) para ofrecerle un trabajo sencillo y bien remunerado: transcribir escuchas telefónicas. Duval, económicamente desesperado, acepta sin preguntar sobre la finalidad de la empresa que lo contrata y de pronto se ve envuelto en un complot político.
En palabras del director, Cluzet da vida a "una persona normal" que, como muchos otros ciudadanos, ha sufrido en su piel la crisis y se encuentra en el paro en una edad en la que es difícil que pueda volver a incorporarse al trabajo.
Esto no es casual porque, como explica Kruithof, le sirve para situar al espectador en "una situación de igualdad". Del mismo modo que le ocurre al protagonista, descubre poco a poco qué está pasando y comparte sus "mismas incertidumbres", tal y como ha señalado.
El cineasta ha señalado que en esta película muestra su inquietud por "el individuo contra el sistema", así como por aquellas organizaciones, como es el caso de la que aparece en el filme, en las que cada persona tiene los detalles únicamente de lo que tiene que hacer.
El personaje de Cluzet "habla poco y es muy contenido", algo que considera que se le da bien al actor, quien "con el mínimo gesto" y "pocas palabras" es capaz de transmitir los sentimientos. "Sabía que entraría en las zonas sombrías y en las flaquezas de este personaje", ha dicho.
"REALIDAD DESCOLOCADA"
Esta película está "impregnada" del mundo actual y de una "realidad descolocada" que le interesaba transmitir, en especial la "obsesión por el control", algo que se traduce, entre otros detalles, en la decisión por usar métodos "arcaicos" como las cintas o las máquinas de escribir.
La "enajenación" que se respira en esta película se potenció cuando a partir de 2013 se desvelaron las filtraciones de Edward Snowden, quien demostró "hasta qué punto el mundo está vigilado por la NSA", y cuando posteriormente el MGB, considerado el nuevo KGB, adquirió máquinas de escribir para poder controlar las informaciones.
Otro de los grandes temas es la corrupción, que se muestra en los "vínculos turbulentos entre la policía y los servicios secretos", sobre todo en momentos de elecciones. "Me inspiré en historias de países occidentales. Todo eso forma parte del inconsciente colectivo", ha dicho.
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