Según informa la Santa Sede, el crucifijo de madera ha sido restaurado tras más de un año de trabajo gracias al apoyo de la Orden de los Caballeros de Colón, con motivo del Jubileo Extraordinario de la Misericordia.
"Se trata de una obra muy valiosa para la fe y el arte, esculpida y pintada en torno a la mitad del siglo XIV, por un hábil y conocido maestro de una desconocida pericia técnica y de un altísimo talento artístico", indica.
El Crucifijo, que la tradición atribuye a Pietro Cavallini, ha sufrido a lo largo del tiempo nueve cambios de ubicación. Del 1632 al 1749, estuvo expuesto sobre el altar donde hoy se encuentra la Piedad de Miguel Ángel. La restauración ha sido realizada por profesionales muy especializados y ha requerido el duro trabajo de más de un año y la ayuda de las tecnologías más modernas. Es indudable el valor simbólico y devocional de este Crucificado que permanecerá expuesto en la Basílica en recuerdo del Jubileo.
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