Abrigos, plomo y acero para reflexionar sobre la "tragedia de la existencia"

  • Santander.- Abrigos, plomo, acero y cristal son los materiales "de la vida real" con los que Jannis Kounellis, uno de los padres del "arte povera", ha creado las obras que a partir de hoy expone en la Fundación Marcelino Botín de Santander, donde vuelve a reflexionar sobre la tragedia de la existencia.

Abrigos, plomo y acero para reflexionar sobre la "tragedia de la existencia"
Abrigos, plomo y acero para reflexionar sobre la "tragedia de la existencia"

Santander.- Abrigos, plomo, acero y cristal son los materiales "de la vida real" con los que Jannis Kounellis, uno de los padres del "arte povera", ha creado las obras que a partir de hoy expone en la Fundación Marcelino Botín de Santander, donde vuelve a reflexionar sobre la tragedia de la existencia.

Según el comisario de la muestra, Marc Scheps, este artista griego, que desde finales de los cincuenta reside en Italia, ilustra "de una forma muy clara" y con muy pocos elementos, en esta exposición, esa "tragedia existencial" que está tan presente en toda su obra.

La exposición de Santander coincide en el tiempo con la que el pasado 2 de octubre se inauguró en las Naves del Matadero de Madrid. Son dos espacios muy distintos pero "el significado de la obra es el mismo", ha explicado hoy a los periodistas Jannis Kounellis.

El artista griego considera que ha conseguido que las obras que se muestran en esta exposición, que nacen de una experiencia artística que comenzó en los sesenta, sean "creíbles".

En esa idea ha insistido durante la presentación de la muestra, que podrá visitarse hasta el próximo 10 de enero y que complementa el taller que dirigió el pasado mes de julio dentro también de las actividades de la Fundación Marcelino Botín.

Según Kounellis, ese taller la permitió compartir experiencias "muy intensas" con los jóvenes artistas que fueron seleccionados para trabajar con él, entre las más de ochenta solicitudes que se recibieron.

También ha "muy emocionante" para él construir las imágenes que el espectador encontrará en la sala de exposiciones de la Fundación Marcelino Botín, a la que ha adaptado las obras que ha mostrado con anterioridad en lugares tan distantes como Bolivia y Dinamarca.

Marc Scheps ha explicado que, aunque exhiba las mismas obras, Kounellis establece un diálogo nuevo entre ellas y el espacio en cada nueva exposición.

Y entre cada una de ellas establece "un estrecho hilo de unión" que permite entenderlas de forma independiente o como una única obra, a partir de un vocabulario visual que se reduce "a muy pocos elementos" pero con el que "consigue crear una gran variedad de formas y de ritmos".

A juicio del comisario de la muestra, en manos de Kounellis los objetos retornan y transforman su significado en una obra abierta a múltiples interpretaciones y lecturas.

Las grandes planchas de metal que le sirven de soporte remiten, por sus medidas, a la cama de matrimonio y representan "la dimensión humana" de las obras, junto a otras, más pequeñas, como hojas para pintar, que, a su modo de ver, hablan de la actividad artística.

Los abrigos, que son un material que Kounellis utiliza desde hace tiempo, evocan, a su modo de ver, la presencia y la ausencia humana, aprisionada por el peso de las piezas de plomo que coloca sobre ellos.

El cristal de Murano es la única nota de color en este exposición que el artista ha empezado a construir por las paredes de la sala para finalizar en el suelo, creando un espacio que a Mac Scheps le recuerda a una "iglesia metafórica", ideada por un creador laico que juega con los contrastes: con lo duro y lo blando, lo real y la existencial, lo visible y lo invisible.

La responsablesde las actividades artísticas de la Fundación Marcelino Botín, Begoña Guerrica-Echevarría, cree que esta exposición ayudará al visitante a entender el interés que despertó el taller que Kounellis impartió este verano entre jóvenes artistas de muy diversas procedencias.

Para contribuir a difundir su obra, la fundación ha organizado además visitas guiadas, a cargo del crítico de arte Javier Montes.

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