"Adán y "Eva recuperan el esplendor con el que las creó Durero

  • Madrid.- Las obras "Adan" y "Eva" han recuperado todo el esplendor con el que las creó Durero, tras el laborioso trabajo de restauración realizado en los soportes de las tablas y el que se está llevando acabo en la capa pictórica.

"Adán y "Eva recuperan el esplendor con el que las creó Durero
"Adán y "Eva recuperan el esplendor con el que las creó Durero

Madrid.- Las obras "Adan" y "Eva" han recuperado todo el esplendor con el que las creó Durero, tras el laborioso trabajo de restauración realizado en los soportes de las tablas y el que se está llevando acabo en la capa pictórica.

La restauración de las maderas, gravemente dañadas, provocó que hace más de año y medio fueran descolgadas del Museo del Prado para proceder a su restauración.

Los misterios de esta intervención, que se inició en los soportes, fueron desvelados durante una conferencia por George Bisaca, restaurador del Metropolitan de Nueva York, y José de la Fuente, restaurador de soportes de madera del Museo del Prado.

La conferencia formaba parte del curso de verano "El Prado oculto. La vida secreta del Museo", organizado por la Fundación de Amigos del Museo del Prado.

Bisaca y De la Fuente, que han trabajado juntos en "Las tres gracias" de Rubens, o "El Descendimiento" de Roger van der Weyder, sacaron hoy a la luz el proyecto financiado por la Fundación Getty.

Las antiguas intervenciones realizadas en las obras de Durero para que perdieran su curvatura provocaron importantes daños en las pinturas, principalmente en "Adan", cuya madera tiene en la actualidad sólo 8 milímetros, frente a los 17 de "Eva", y al que se habían colocado una serie de travesaños.

"La tabla de Adán está formada por cuatro paneles de calidad inferior que los de Eva. Sobresalían unos travesaños laterales y el central perjudicó la pintura. La mala restauración realizada provocó más de setenta grietas. En diez centímetros nos encontrábamos con siete y ocho grietas", señaló durante su intervención José de la Fuente.

Los primeros pasos en la intervención de "Adán" se iniciaron "quitando el engatillado, labor muy peligrosa de hacer de forma segura. Hay que ser muy rápidos porque al ir quitando las estructuras se produce un movimiento de todo aquello que se encuentra en tensión".

Además de "los daños fundamentales del cuadro fruto del engatillado, la obra debió de sufrir un accidente que le provocó serios daños", recordaron los restauradores, quienes también tuvieron que intervenir en los agujeros que los tornillos que sujetaban los travesaños provocaron en ambas pinturas.

Trescientos ochenta y ocho trozos de madera -sacada de un bastidor del siglo XVIII- han sido utilizados para rellenar las grietas de "Adán" que "con 8 milímetros de espesor y 2,09 centímetros de alto "por si mismo no se mantenía", por lo que hubo que crear un bastidor, "que fija más que los travesaños".

En este bastidor se han colocado unos muelles cuyo sistema permite "que el cuadro se mueva". Solo en la investigación para crear estos muelles se invirtieron más de 17.000 euros.

Los trabajos en "Eva" han sido más sencillos ya que esta obra conservaba su soporte original. La obra está compuesta por tres paneles de madera de pino y tenía una grieta antigua "que fue restaurada con técnicas antiguas".

Otra mala restauración llevó a colocar en la madera unos travesaños que bloquearon el movimiento del cuadro y provocaron otra grieta. Estos travesaños fueron atornillados directamente sobre la pintura".

Tras laboriosos trabajos se quitaron los travesaños antiguos, se hizo un nuevo travesaño que respetaba la curva de la tabla y se restauró la grieta.

Estos trabajos se pueden apreciar perfectamente en el reverso de las obras cuya capa pictórica está siendo actualmente restaurada por Maite Davila en los talleres del Prado.

Para el mes de octubre está previsto que las obras vuelvan a ser exhibidas en una exposición en la que se mostrarán todos las intervenciones realizadas con las que se ha conseguido recuperar su esplendor.

Visiblemente emocionada con su trabajo, Davila comentó que ha tenido la sensación de haber estado restaurando un estuco "cuya calidad es como de porcelana. Los brillos de estas pinturas están conseguidos desde el interior y, aunque extremadamente delicadas, sus calidades son extraordinarias y por ello, a pesar de las intervenciones y los viajes, se conservan en estado muy bueno".

Desde el siglo XVIII las tablas de Durero habían sufrido cuatro intervenciones diferentes, "además de lo que se llamaba refrescar una obra, que consistía en darles un barniz, pero sin limpiar, lo que provocaba que se hiciera una capa gruesa".

Debido a esta capa, "el concepto del pintor que era el de una pintura escultural, pero etérea, con tonalidades suaves y delicadas, se perdía".

Mila Trenas

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