Alejandro Palomas: sombras y luces familiares de una madre surrealista

  • La familia es para el escritor Alejandro Palomas "ese sitio al que siempre vuelves", un espacio de complicidades, luces y sombras al que se acerca con un humor surrealista y cercano en su nueva novela "Una madre" (Siruela), una obra por la que da gracias, ya que, confiesa, le ha hecho muy feliz.

Madrid, 29 abr.- La familia es para el escritor Alejandro Palomas "ese sitio al que siempre vuelves", un espacio de complicidades, luces y sombras al que se acerca con un humor surrealista y cercano en su nueva novela "Una madre" (Siruela), una obra por la que da gracias, ya que, confiesa, le ha hecho muy feliz.

La novela de Alejandro Palomas (Barcelona, 1967) nació de una merienda del autor con su madre cuando, relata en una entrevista con Efe, ambos se reían de una broma muy familiar: "Observé cómo éramos y pensé que era tan bonita y tan grande esa complicidad que solo se consigue con los años que necesitaba escribirla para cuando ella ya no estuviera".

Así nació Amalia, la protagonista de "Una madre", una mujer valiente y generosa que aparece como torpe y despistada hasta el surrealismo, pero que, en realidad, "es el cinturón que une a todos" los miembros de su familia: dos hijas, un hijo, un hermano y dos perros que se reunirán para cenar en Nochevieja en su casa.

No es la madre del autor ni el resto de los personajes los miembros de su familia, asegura Palomas, que explica que lo más fácil para él hubiera sido retratarles, "porque dan para una novela y para diez", pero le pudo el pudor y el convencimiento de que no podía exponer su intimidad para publicar un libro.

De todas formas, en "Una madre" hay "mucho de casa", reconoce el autor, encantado con el resultado de la novela y las risas que le provoca "las salidas de esta mujer", asegura en referencia a los diálogos políticamente incorrectos de Amalia, una mujer que a sus 65 años debe empezar su vida de nuevo y gestionar "una libertad" a la que no estaba acostumbrada.

Como en anteriores novelas, Alejandro Palomas acota "Una madre" en espacio y tiempo: una cena de Nochevieja en un pequeño salón, un recurso "muy teatral" con el que ha pretendido controlar sus personajes "al milímetro".

Desde este espacio cerrado, los personajes saltan a episodios del pasado a través de los cuales se van revelando los secretos mejor y peor guardados de la familia en la que Amalia, a pesar de su aparente despiste surrealista, "no pierde de vista a sus crías, constantemente vigiladas", insiste Palomas.

Unos vínculos no visibles que solo existen entre una madre y un hijo, sostiene el autor, que dice que el retrato que hace la novela es "como la vida misma".

Una novela que lee ahora con mucha felicidad, muy satisfecho del resultado: "A veces la escritura es un milagro", dice.

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