Almas rotas dominicanas de Nueva York se fusionan en la escena egipcia

  • El dramaturgo español Marco Magoa indaga con "Justo donde se rompe el alma" en los sentimientos más profundos del ser humano, aquellos tan universales que le permiten que los protagonistas de la obra sean inmigrantes dominicanos en Nueva York interpretados por actores egipcios.

Edu Marín

El Cairo, 16 oct.- El dramaturgo español Marco Magoa indaga con "Justo donde se rompe el alma" en los sentimientos más profundos del ser humano, aquellos tan universales que le permiten que los protagonistas de la obra sean inmigrantes dominicanos en Nueva York interpretados por actores egipcios.

"Todos hemos tenido un momento muy doloroso en nuestras vidas, es algo común a todas las personas", señala Magoa en una entrevista con Efe.

Los personajes, inmigrantes dominicanos en esa ciudad estadounidense, han vivido algún momento "en el que se les ha roto el alma", lo que configura el hilo de la obra y el elemento común que les une, explica.

Desde una agresión sexual hasta las drogas en la infancia o la homosexualidad, pasando por los problemas familiares, esos momentos de desgarro son -para Magoa- algo intrínseco en el ser humano que no entiende de nacionalidades ni tradiciones.

Magoa, conocedor de las posibles polémicas que pueden provocar estas temáticas en la sociedad egipcia, admite haber intentado "ser un poco sensible" al respecto.

"No hace falta ser obvio, se puede ser agresivo en el lenguaje, en el tema, en la ironía", sostiene.

En cuanto al acoso sexual a las mujeres, tan presente en el día a día egipcio, Magoa critica que sea algo que no se toma en serio.

"A veces el peligro no es tanto la agresión sexual, sino lo que produce en la sociedad; si lo que produce es risa, estamos ante un problema", defiende.

Sara Salah, de 22 años, es la actriz que representa a Altagracia, una mujer que ha sido agredida sexualmente. En una entrevista con Efe, afirma no tener miedo de realizar este papel en Egipto.

"Defendemos el derecho de la mujer a decir 'no'", subraya.

Por su parte, Magoa reconoce que siente cierta intranquilidad por la posible reacción negativa del público hacia la forma de abordar la homosexualidad y, sobre todo, los conflictos familiares.

Después de cinco años estrenando espectáculos en Egipto, Magoa considera que es "duro" trabajar en este país por la falta de disciplina y, en especial, de referentes por parte de los actores.

"Es difícil explicarles los conceptos más abstractos de interpretación o hacer algo más contemporáneo. Claro, no ven cosas, aquí no vienen muchas compañías europeas y ellos no pueden salir a ver nada en Europa", señala.

Financiada por la Embajada de Estados Unidos en El Cairo, "Justo donde se rompe el alma" se estrenó ayer en la capital egipcia, donde seguirá mostrando esos desgarros humanos hoy y mañana, antes de trasladarse a Alejandría (norte) los próximos 28 y 29 de octubre. EFE

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