Barcelona.- El artista plástico Frederic Amat y el coreógrafo Cesc Gelabert exhibirán en el Grec a partir del 2 de julio su "respuesta intuitiva y directa a la cultura japonesa" con "Ki", un espectáculo creado en Japón con motivo del primer centenario del teatro de "Kabuki" de la ciudad de Yamaga.
Durante más de un mes, ambos artistas han trabajado en la ciudad japonesa junto a creadores japoneses para confeccionar un montaje sobre el mundo teatral que se articula alrededor del "Kabuki", el teatro tradicional japonés, "hecho a medida para poder albergar una herencia cultural de siglos, con pasado y futuro mezclado", ha explicado el coreógrafo.
Gelabert compartirá escenario con el intérprete de danza buto Katsura Kan y el bailarín de danza contemporánea Tomohiko Tsujimoto en un montaje creado y estrenado en la ciudad japonesa de Yamaga a principios de este mes.
Siete instrumentistas con una partitura hecha especialmente para el espectáculo interpretarán un resumen de las diferentes maneras de interpretar básicamente el "No" y el "Kabuki".
Seis de los instrumentistas son mujeres, algo que cobra una importancia especial ya que en el "Kabuki" sólo los hombres están autorizados a representar papeles femeninos.
A nivel coreográfico, los dos intérpretes japoneses, ha explicado Gelabert, simbolizan la memoria, la tradición y el pasado, por un lado, y por el otro el futuro, la imaginación y la creación.
En el centro de ese triángulo, Cesc Gelabert representa al "fantasma, las posesiones y también el zen, la libertad del budismo para llegar al final a una especie de armonía combinada".
"Ki" es un vocablo que puede significar muchas cosas, de las que se ha escogido para el espectáculo la que hace referencia al "primer sonido que hacen las maderas al iniciar el espectáculo 'kabuki'" en un teatro de madera", ha explicado Amat, pero también "energía y voluntad .
La poesía visual escénica creada por Amat y Gelabert es, según Ricardo Szwarcer, director artístico del festival barcelonés, "uno de los proyectos excepcionales del Grec, por el tipo de envergadura y riesgo que implica el mestizaje cultural, el desafío de entrar en esa coproducción con Japón por primera vez".
La creación del espectáculo en Yamaga, ciudad rural de cerca de 60.000 habitantes situada en la isla más al sur de las cuatro grandes islas de Japón, despertó gran expectación en una ciudad que gira en torno a su teatro centenario de madera.
Bailarín contemporáneo, de nuevas tendencias, que ha hecho teatro de calle, hip-hop y peina su cabeza con rastas, Tomohiko Tsujimoto ha dicho que se ha seguido un "proceso de creación difícil y duro", con algunos roces, "porque los japoneses no suelen evitar la confrontación".
A juicio de Tsujimoto, la "preocupación principal por mi parte fue si iba o no a tener éxito, porque Yamaga es una ciudad de la zona rural, no es Tokio, y cuando no entienden algo, no les gusta, pero en este caso dijeron: 'no lo entendemos pero nos ha gustado, es brutal'".
La respuesta que ha dado Amat en el escenario al arte como enigma ha sido un espacio escénico casi vacío, con un guiño al teatro 'kabuki' de Yamaga y al pasillo por el que salen los actores, que en japonés se llama "el camino de las flores"
Amat ha creado para la ocasión "una pintura animada" y ha subrayado que "Ki" es un espectáculo que "elude cualquier narración y va a la búsqueda de lo extraordinario, como un mosaico de apariciones en diversas escenas que huye de estereotipos al comentar otra cultura", y en el que Gelabert manipula distintos objetos escénicos, uno de ellos un pañuelo, con el que el espectador "verá el mundo del origami", el arte japonés del plegado del papel.
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