Anthony Caro, el escultor de la abstracción radical

  • El escultor británico Anthony Caro, fallecido el miércoles a los 89 años, es uno de los artistas clave para entender el giro radical de la escultura hacia la abstracción en el siglo XX.

Guillermo Ximenis

Londres, 24 oct.- El escultor británico Anthony Caro, fallecido el miércoles a los 89 años, es uno de los artistas clave para entender el giro radical de la escultura hacia la abstracción en el siglo XX.

La influencia de Caro es comparable a la de otros reconocidos escultores británicos comprometidos con una profunda ruptura de la tradición como Henry Moore, del que fue ayudante al final de su etapa como estudiante, Barbara Hepworth o Philip King, del que fue profesor.

El gran público se enfrentó por vez primera a las estructuras metálicas de colores encendidos de Caro en 1963, en una muestra en la Whitechapel Gallery de Londres que impulsó definitivamente su carrera internacional.

El éxito le llegó pocos años después de haber abandonado las formas figurativas que cultivó durante su formación en la estricta y clásica Royal Academy Schools de Londres.

Al terminar sus estudios, Caro, que también se licenció en Ingeniería por la Universidad de Cambridge, se trasladó a Herfordshire (sureste de Inglaterra) junto a su esposa, la también pintora Sheila Girling, para trabajar a media jornada como asistente de Moore, uno de los primeros escultores británicos con fama mundial que abrió el camino para los nuevos talentos que estaban por surgir.

Caro trabajó junto a Moore durante dos años, de 1951 a 1953, y siguió después un camino que le llevó a presentar su primera exposición individual en 1955, en Milán (Italia), donde reunió una veintena de figuras expresionistas fabricadas en arcilla y escayola.

Su perspectiva cambió definitivamente durante un viaje a Estados Unidos a principios de los años 60 en el que trabó relación con algunas figuras relacionadas con el movimiento abstracto, como el crítico Clement Greenberg, cercano al pintor Jackson Pollock, el también pintor Kenneth Noland o el escultor David Smith.

Entonces ya hacía una década que había comenzado a impartir clases dos días a la semana en la londinense Martin School of Art (lo hizo de 1951 a 1981), desde donde modeló las ideas artísticas de escultores como Brower Hatcher, Peter Hide y el propio Phillip King.

Con el paso de los años, Anthony Caro fue dotando a sus obras de mayor monumentalidad y experimentó constantemente con una amplia gama de materiales como bronce, plata, plomo, cerámica, madera, terracota y papel, entre otros.

Muchos de los grandes museos del mundo le han dedicado amplias retrospectivas: El Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMa) lo hizo en 1975, el de Arte Contemporáneo de Tokio en 1995 y la Tate Britain de Londres en 2005.

En 1997, un año antes que el escultor español Eduardo Chillida, recibió el Premio Lifetime Achievent Award, otorgado por el Centro Internacional de Escultura de Estados Unidos, y en 1987 fue nombrado miembro de la Orden del Imperio Británico por la reina Isabel II.

Caro y Chillida, ambos nacidos en el mismo año (1924), fueron amigos y siguieron carreras paralelas, según explicó Luis, el hijo del artista español, cuando el británico fue galardonado en 2004 en Valladolid (España) con el Premio Internacional Fundación Cristóbal Gabarrón (FCG) de Artes Plásticas.

El artista británico estuvo en España en diversas ocasiones, entre ellas en 2006, cuando recibió el premio internacional Julio González, del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM).

En aquella ocasión, el escultor alabó la figura de González, al que consideró su maestro, y subrayó su pasión por el arte hispano, motivada por su procedencia de una familia española que en el siglo XVI emigró a Inglaterra.

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