Arte, libertad y licantropía contra la discapacidad

  • Si hay alguna disciplina capaz de sacar al hombre lobo que hay en cada ser humano, esa es el arte, una actividad que puede ser mera expresión o incluso una terapia, pero en la que el creador siempre acaba expuesto, bien sea en representaciones efímeras o duraderas.

Juan Velasco

Córdoba, 7 nov.- Si hay alguna disciplina capaz de sacar al hombre lobo que hay en cada ser humano, esa es el arte, una actividad que puede ser mera expresión o incluso una terapia, pero en la que el creador siempre acaba expuesto, bien sea en representaciones efímeras o duraderas.

Quizá por este motivo, José Manuel Egea (Madrid, 1988) lleva toda la vida, "desde el amanecer de los tiempos", según dice él mismo, pintando, modelando y destruyendo licántropos, y, en los últimos años, exponiendo su obra en varias galerías.

Egea no es un artista cualquiera. Es ajeno a los vaivenes del mercado y tampoco está muy interesado en la reacción del público, aunque sus obras, teñidas de oscuridad, son bastante provocativas, y representan a la perfección la fijación que tiene con su fetiche, el hombre lobo.

Nada que ver con los modernos licántropos de "Crepúsculo". A Egea los hombres lobo que le gustan son Benicio del Toro y Michael J. Fox, según explica a Efe mientras termina una de las obras que expone durante el próximo mes en la Sala Combo de Córdoba, gracias a la iniciativa de La Fragua y la beca privada Ikario, que se otorga a artistas con discapacidad intelectual, como es el caso de Egea.

Nada que ver con la arteterapia, porque, en Debajo del Sombrero, la plataforma madrileña experta en artistas con discapacidad y que ha auspiciado la obra Egea, lo tratan como a un creador total, cuyas obras han visitado la Casa Encendida o la Facultad de Bellas Artes de Madrid.

La codirectora de La Fragua, Gabrielle Mangeri, coincide con esta visión cuando asegura que "esto no es arteterapia, esto es dar valor a la gente que está trabajando en todos los ámbitos de la creación del arte".

Mangeri señala que estos artistas tienen en particular un ritmo de trabajo muy prolífico, seriedad, mucho talento, y muchas ganas de comunicar a través de un lenguaje propio.

Tan propio que avisa que, quien se acerque a contemplar la exposición, titulada "Let the damn flow" ("dejar que el dique fluya"), va a entrar en "un mundo desconocido".

"A la hora de realizar la obra son más libres porque, o el filtro está muy escondido, o no existe, y eso hace que el arte fluya muy espontáneamente", concluye.

Egea, mientras tanto, sigue sentado en el suelo trabajando en su obra, dibujando lunas llenas para una exposición que curiosamente se inauguró ayer bajo el plenilunio.

A su lago, Gema Calleja, su facilitadora, quien está pendiente en todo momento de que no le falten herramientas para expresarse, porque, como ella misma apunta, el arte le permite comunicarse con el mundo.

"El arte es fundamental como vía de comunicación en el caso de José Manuel, y yo creo que en todos nosotros en general", especifica Calleja, que añade que, en el caso de Egea, se trata de "un arte muy puro, que no está adulterado por el comercio".

Egea ha pintado por completo dos de las paredes de la galería Combo, convirtiéndolas en un enorme lienzo en el que varios licántropos observan al espectador mientras son observados.

El resto de la galería está decorado por la obra de otro artista discapacitado, Rudolf Bodmeier, procedente del HPCA de Alemania, y cuya obsesión, en este caso, son las enfermeras.

Un cuerpo de enfermería distinto, que mezcla la naturaleza y animalidad a partir de las formas femeninas, y cuya fijación le viene de su estancia en un hospital.

Rudolf ponía ayer nombre a sus obras acompañado de su facilitador, que le dictaba las letras una a una, y que estaba pendiente de que todo estuviera perfecto, porque, aunque estos dos artistas sean ajenos al bullicio del mundo del arte, sí que son muy considerados hacia sus creaciones.

"Let the damn flow" es la tercera muestra de artistas discapacitados que organiza La Fragua y estará en Córdoba hasta el 5 de diciembre.

Todo un mes para penetrar en un tipo de arte distinto, libre y visceral, y que nace de la total y absoluta sinceridad. EFE

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