Tienes la intención de adelgazar desde hace un par de años. Tus amigos hacen comentarios con sorna y en el trabajo escuchas algún chascarrillo de vez en cuando. La presión de tu entorno en una sociedad obsesionada con la imagen tampoco ayuda. Pero lo cierto es que el problema, que se convierte en obsesión para muchas personas, comienza en casa.
Seguramente has estado en más de una reunión familiar en la que tu abuela, tu madre o un tío comenta que has engordado mucho. El sesgo del peso es tan frecuente en nuestro día a día que apenas nos damos cuenta de cuánto puede llegar a afectarnos. Los famosos promueven dietas 'milagrosas', ves la palabra 'detox' en muchos anuncios e incluso los supermercados tienen sus propias secciones 'healthy'.
No se trata de que estés o no gordo, sino de que sientas que pesas demasiado. Cuando experimentamos el estigma que hay sobre el tema llegamos a poner en riesgo nuestra salud: comemos de manera desordenada, evitamos el ejercicio y entramos en una dinámica en la que los trastornos mentales se convierten en una realidad.
Si en la mayoría de los casos los medios de comunicación, las redes sociales o la industria textil juegan un papel fundamental en el pensamiento negativo sobre nuestro cuerpo, a veces las influencias más perniciosas son las personas más cercanas a nosotros.
La Información se ha puesto en contacto con Jesús Linares, psicólogo experto en contextos de emergencias y protocolos de comunicación, para saber cómo tratar este asunto con los familiares que lo sufren. "Los padres tienen un impacto enorme en la imagen de sus hijos. Si a eso añadimos que otros familiares utilizan un lenguaje sarcástico, puede ser una mezcla explosiva que conduzca a una mayor preocupación", advierte.
Lo primero que recomienda el experto, que imparte un máster en la Universidad Europea de Madrid, es que si la persona sufre algún tipo de problema de este tipo o se siente frustrada, exponga sus verdaderos sentimientos. "Mantén una conversación profunda y significativa con tus familiares, como ellos quieren lo mejor para ti, su enfoque cambiará desde que vean que existe un problema", continúa Linares.
Establecer unas reglas claras en el ámbito familiar es clave para eliminar ciertos comentarios de raíz. "Reeducar a alguien de más edad no es fácil, pero a veces es muy necesario. Cuanto antes comencemos a aprender a lidiar con los mensajes corrosivos de nuestro entorno más cercano, mejores herramientas tendremos para no vernos influidos por el resto de la sociedad", comenta.
"Hay que tener conversaciones con amabilidad, comprensión y siendo empáticos con la otra persona. La manera en la que se realiza un comentario cambia la forma en la que se recibe mensaje. Es primordial tener mucho cuidado", termina.
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