Así nos convence Hollywood de que vayamos al cine

  • Son pequeñas superproducciones de entre 15 segundos y dos minutos treinta segundos. Cuestan entre 100.000 y 300.000 dólares y en ocasiones se crean antes de que se ruede la propia película. De su gancho con la audiencia depende que una superproducción millonaria se convierta en un taquillazo o en un rotundo fracaso. Los trailers son la principal herramienta de promoción cinematográfica. El primero vio la luz en 1912 para promocionar la serie 'Las aventuras de Kathlyn. En la semana de los Oscar te contamos cómo se hace un anuncio made in Hollywood.
'Tron Legacy'
'Tron Legacy'
Walt Disney Studios Motion Pictures Spain
Roberto Arnaz

"Los trailers son un mundo aparte en Estados Unidos", asegura Pablo Fernández Eyre, un joven barcelonés que lleva seis años en Los Ángeles ganándose la vida editando estás promos. "Es muy difícil entrar y, al principio, se paga muy mal", reconoce Eyre, que se inició en este mundillo casi por casualidad, como colaborador del Sundance Institute Lab editando trailers para películas que necesitaban distribución y no tenían ningún tipo de reclamo publicitario.

Según el editor español, el secreto de un buen anuncio cinematográfico pasa por "condensar de la forma más atractiva posible la historia". Por eso, el planteamiento de estas películas en miniatura es el mismo que el de cualquier otra producción, con planteamiento (introducción), nudo (conflicto) y desenlace (clímax).

Este último elemento es el más importante y suele consistir en un montaje visual de los momentos más emocionantes de la película, donde se muestran los nombres de los actores, los efectos especiales y las imágenes más impactantes. "La idea es crear expectación y dejar al público insatisfecho, con ganas de ver más", confiesa Eyre, responsable de las promos televisivas de superproducciones como Superman Returns, El Código Da Vinci, Apocalypto o El Ilusionista para la plataforma televisiva estadounidense DirecTV.

De hecho, en muchas ocasiones el primer contacto con la audiencia se produce incluso antes de que el rodaje haya empezado. Son los llamados teaser, un primer conjunto de imágenes que se enseñan de una película. Muchas veces apenas duran 15 ´0 20 segundos y su finalidad no es otra que testar la predisposición de la audiencia hacia un determinado proyecto mostrando nada o lo menos posible de él. Suelen aparecer un año antes del estreno y, generalmente, contienen pocas o ninguna escena de las que se verán en los cines.

"En ocasiones se utiliza material rodado específicamente para publicidad", asegura Eyre, que recuerda como ejemplo clásico el teaser de Terminator 2, para el que se filmó una secuencia con el montaje del robot T-1000, al que daba vida Arnold Schwarzenegger, que nunca se vió en la versión comercial del filme. Algunas películas, como la reciente Tron: Legacy optan por utilizar en el teaser una secuencia completa del film, mientras que otras producciones, sobre todo las franquicias, apenas necesitan una pantalla en negro y el título de la saga para que los fans salten de sus asientes. Un aperitivo, que tiene continuación con el theatrical trailer, es el modelo de publicidad en la gran pantalla que conocemos todos, y que aparece en las salas unos seis meses antes de la fecha de estreno.

"Los trailers son unas de las mejores oportunidades de seducir y cautivar al público objetivo", reconoce el técnico español, que también ha trabajado para la gran pantalla en filmes como GOAL! para Disney o The good, the bad, the weird para Warner Bros/Mediatres Estudio, y para quien es esencial clasificar cada película dentro de un género. "Cada género determina el tipo de trailer y su experiencia fílmica. Si la película es de terror, el trailer debe asustar a la audiencia. Si es una comedia, el público debería reírse", explica, a la vez que reconoce que también existen ciertas convenciones como que "se asume que las películas románticas van dirigidas al público femenino y los largometrajes de acción, al público masculino".

Y así viene siendo desde casi los inicios del cine. Según Lou Harris, director del departamento de publicidad de Paramount Pictures, el primer trailer de la historia del cine fue proyectado en 1912 en Rye Beach, Nueva York. Se trató de una pequeña promo en la que se anunciaba una serie titulada Las aventuras de Kathlyn. En las imágenes, que se proyectaron al final de una película, de ahí tomo el nombre trailer, podía verse a la protagonista, Kathlyn, en una jaula de leones. Después otra bobina proyectaba unos títulos que decían: "¿Escapará de las garras del león? ¡Compruébalo en el siguiente episodio!".

Fue un éxito y los estudios copiaron la idea. "Al principio de todo, cada director y su editor querían editar el trailer de su película", explica Andrew Kuehn, fundador de la Kaleidoscope Creative Group, especializada en publicidad cinematográfica. "Intentaban hacer la promo pero se daban cuenta que era un estilo completamente diferente de edición. Hoy en día, ningún director y su editor montan trailers. Está todo hecho en agencias de marketing (trailer houses)".

Estas compañías, entre las que destacan The Cimarron Group, The Ant Farm, Aspect Ratio, Trailer Park y Mark Woollen & Associates, tienen mucha presión por parte de los grandes estudios. Cuando la película funciona bien en taquilla, les elogian; pero cuando va mal, siempre culpan al trailer.

De hecho, casi cada día nacen nuevas agencias que hacen el mercado mucho más competitivo. Los grandes estudios suelen contratar a varias trailer houses para hacer la promo de la misma película y tener así diferentes opciones, por si alguna no funciona. Una situación complicada que, según Pablo Eyre, provoca situaciones complicadas. Por eso no esconde su seseo de volver ha España aunque, según le han comentado, la situación en nuestro país es aún peor que en Estados Unidos: "la mayor parte de los trailers importantes los editan unas pocas personas. El resto, el hijo del productor".

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